Innovación y sanidad: así prepara Chile sus cerezos para los mercados globales

Con inversiones superiores a $450 millones, INIA Rayentué desarrollará tecnologías postcosecha y modelos predictivos que buscan asegurar fruta de calidad, huertos sanos y menores mermas en un cultivo clave de exportación para Chile.

10-dic-2025

Fuente: Diario Frutícola | Fotografía: Pixabay

La temporada 2025 marca un paso decisivo para la fruticultura chilena del cerezo. El Instituto de Investigaciones Agropecuarias INIA Rayentué (Región de O"Higgins) acaba de adjudicarse dos nuevos proyectos en la Convocatoria Nacional de Innovación de Bienes Públicos para el Agro 2025-2026 de FIA Chile, orientados a enfrentar problemas críticos que afectan la calidad, sanidad y competitividad del cultivo, al tiempo que responden a la creciente exigencia de los mercados internacionales.

El primero de estos proyectos, titulado "Estrategias para mitigar el daño por piel de lagarto en cerezas de exportación para mejorar la competitividad de la industria", cuenta con una inversión cercana a $219.785.480 y estará en operación entre abril de 2026 y abril de 2029 en huertos de las regiones de O'Higgins y Metropolitana. Su meta es comprender las causas fisiológicas de ese defecto -que ocurre especialmente durante almacenamiento y transporte de larga distancia- y desarrollar soluciones integrales: desde selección de variedades y manejo agronómico fino hasta tecnologías de enfriamiento, postcosecha en atmósferas controladas y creación de un modelo predictivo que recurra a inteligencia artificial. El objetivo declarado es reducir al menos en un 20 % las mermas de fruta exportable por este problema.

El segundo proyecto, "Validación de un modelo de alerta preventiva contra los principales hongos de madera que afectan al cultivo del cerezo para mantener los estándares de calidad y competitividad en el mercado", tiene una inversión de $236.173.479 y su ejecución se extenderá desde junio de 2026 hasta junio de 2029. En este caso, el plan abarca huertos en las regiones de O'Higgins, Metropolitana, Ñuble y Maule.

Su propósito es validar un sistema de monitoreo temprano que combine detección molecular de esporas con datos climáticos, generando alertas precisas para los momentos de mayor riesgo de infección. De esta forma se busca aplicar medidas sanitarias preventivas, prolongar la vida útil de los huertos y asegurar la sanidad exigida por los destinos de exportación.

El director de INIA Rayentué, Cristián Aguirre, expresó su orgullo por la adjudicación: "Estos fondos nos permitirán generar soluciones concretas para mejorar la calidad de la fruta, reducir pérdidas y fortalecer la sanidad de los huertos, respondiendo a las exigencias de los mercados más demandantes y apoyando directamente a productores y productoras de la región".

Ambos proyectos llegan en un momento sensible donde Chile sigue consolidando su liderazgo mundial en exportaciones de cerezas, y la Región de O'Higgins continúa siendo la principal zona productiva del país. Ante una competencia global cada vez más exigente y mercados con altos estándares de calidad, la sanidad, vida postcosecha y consistencia del producto son factores claves.

Por otro lado, el enfoque adoptado por INIA Rayentué refleja una tendencia creciente en la fruticultura: combinar ciencia, tecnología y manejo agronómico para anticipar problemas, en lugar de reaccionar cuando ya han afectado los huertos o la fruta. El uso de técnicas moleculares, modelos predictivos y ajustes agronómicos finos puede convertirse en una ventaja competitiva real, sobre todo en contextos de cambios climáticos, menor tolerancia a residuos fitosanitarios y exigencias de trazabilidad. Informes recientes del instituto muestran que la presencia de hongos de madera en huertos de cerezo en O'Higgins es una realidad que amenaza la vida útil de plantaciones si no se manejan preventivamente.

El impacto esperado de estos proyectos se extiende más allá de la reducción de mermas. Para productores pequeños y medianos, estas iniciativas representan una vía para mejorar la rentabilidad, reducir riesgos y acceder con fruta de alta calidad a mercados exigentes. Para la industria exportadora, pueden significar una mayor consistencia, reputación y confianza por parte de compradores internacionales. Para el país, refuerzan la posición de Chile como proveedor confiable, innovador y comprometido con la sanidad, la sostenibilidad y la competitividad agrícola.

En definitiva, con estos proyectos INIA Rayentué no solo apuesta por una mejora técnica del cultivo de cerezo, sino por consolidar un modelo de fruticultura más robusto, anticipado y sostenible. Si logra alcanzar sus objetivos -menores mermas, huertos sanos y fruta de alta calidad-, el impacto podría sentirse por muchos años, apuntalando un rubro clave para la economía nacional.

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