Análisis de acumulación de horas frío y su impacto en el potencial productivo de la cereza

Carlos Tapia, asesor especialista en producción de cerezas, Director Técnico de Avium y Cofundador de Smartcherry.

05-ago-2025

Fuente y Fotografía: Smartcherry | Por: Beatriz Parra

El ciclo de acumulación de frío invernal, o el período de dormancia, o el periodo de latencia que se presenta en las plantas de hoja caduca, en este caso el cultivo del cerezo, es una parte importante del ciclo completo, incluso el de mayor proporción, donde la planta en este periodo de latencia pasa por un estado de «reset», en el cual su mayor objetivo es acumular el frío necesario para poder iniciar un nuevo ciclo reproductivo y vegetativo.

Esta acumulación de frío tiene impacto sobre la utilización de las reservas de la planta para poder iniciar esta nueva etapa. Por lo tanto, la acumulación de frío es uno de los factores importantes en base al análisis del potencial productivo año a año.

Si comparamos la actual temporada con el gran promedio, o injustamente con la temporada anterior, donde hubo una buena acumulación de frío desde temprano, comenzamos esta primera etapa de acumulación de frío del 2025 al debe, asumiendo que siempre nuestro análisis va desde el 1 de mayo al 31 de julio.

La primera quincena de mayo tuvimos un déficit en la acumulación de frío en comparación a la temporada anterior y al promedio, donde muchas personas se pusieron nerviosas y donde no había que estarlo, además, porque era muy temprano para hacer un análisis cuantitativo y cualitativo del frío, pero ya desde la segunda quincena de mayo empezó una acumulación un poco más sostenida.

Si bien nuestro análisis siempre está al día 31 de julio, también es muy importante analizar la dinámica de este frío. Algunos investigadores y algunos especialistas que han seguido mucho más de cerca las dinámicas de acumulación de frío concuerdan que las mejores semanas de acumulación en términos de calidad podrían estar dadas desde la cuarta semana de mayo a la tercera semana de junio. Esas cuatro semanas.

Si uno analiza desde la última semana de mayo a la tercera semana de junio, la tasa de acumulación de frío de esta temporada es mucho mejor que incluso la del año pasado. Y mejor que la tasa de acumulación de frío de las últimas diez temporadas en Chile. Por lo tanto, si bien vamos a terminar con un buen número final, en toda la zona, cuando lo analizamos puntualmente en esas cuatro semanas, que también van a corresponder a la endodormancia, que es la etapa central de la acumulación de frío que se considera de mejor calidad, esas cuatro semanas fueron buenas e incluso mejores que otras temporadas. Podemos decir que esta temporada de acumulación de frío invernal está dentro de una de las buenas temporadas. Sin embargo, el frío no tiene la llave maestra del resultado final.

Es un check, es uno de los factores importantes. Las temperaturas de primavera o las condiciones climáticas primaverales podrían ser, incluso, más importantes que la acumulación de frío. De hecho, no hay una correlación directa entre los años de mejor o mayor acumulación de frío invernal que vayan a coincidir con los años de mayor cuaja o de mayor producción. Y así los años de más mal frío invernal con los años de más mala producción. Es el primer requisito o uno de los requisitos más importantes, por lo que la primavera influye mucho en el resultado final.

Por ejemplo, el 2020 fue uno de los años de más mala acumulación de frío de los últimos diez años. De hecho, posicionamos el 2020 en términos de frío en el tercio inferior de la acumulación de frío, siendo años de mala acumulación de frío deficiente, años de normal o años de muy buena acumulación.

El 2020 está en el tercio inferior, en términos de categoría de la acumulación de frío de calidad y de cantidad, pero fue uno de los mejores desde el punto de vista productivo. ¿Por qué? Porque la primavera del 2020 aportó muy buenas condiciones para que se desarrollaran muy bien los procesos de inicio de floración y posterior cuaja y desarrollo de fruto.

No quiere decir eso que una buena primavera va a compensar frío, pero el complemento y el ajuste lo hizo esa primavera. Por lo tanto, en una temporada como ésta ya no dependemos solamente de la primavera, sino que en la primera ya tenemos ese doble check, que es frío. Ahora viene lo que es temperaturas primaverales.

¿Qué necesitamos en las condiciones primaverales? Ojalá a partir del primero de agosto hasta el 10 de octubre, ausencia de heladas, donde las heladas son una amenaza importante en algunas zonas, en algunas más que en otras. No podemos decir hoy en día que la producción de cerezos está en zona de libres de helada porque también hay casos fortuitos.

Nuestra principal preocupación se da durante el mes de agosto en estado de yema hinchada, rabillete expuesto, pero se extiende como fecha o como etapa sensible hasta los primeros 10 días de octubre, con el fruto cuajado. Para adelante no significa que no sean sensibles, sino que la probabilidad de tener heladas más allá del 10 de octubre es prácticamente mínima.

Pero es importante días de buena radiación, días de buena temperatura, con temperaturas primaverales de 15 a 20 grados, considerando que temperaturas extremas tampoco son tan óptimas para todos los procesos de fecundación, cuaja, vuelo de polen, incluso vuelo de abejas, por un tema de humedad relativa, donde ésta última también se hace importante en todos estos procesos. Ojalá no caer en una humedad relativa del 30% para que fluyan todos los procesos antes mencionados.

E idealmente ausencia de lluvias primaverales. Son muchos factores que uno pide y solicita y si bien la tenemos difícil, ojalá que sean primaveras con este tipo de factores que van a apoyar a la productividad.

Esperamos que a partir de este 1 de agosto hasta por lo menos la última quincena de septiembre se den estos factores y si fuese así, nosotros debiéramos esperar un año productivamente interesante.

En ese sentido, también tenemos que estar preparados para lo que podría venir, pero hay un factor importante en la cadena productiva o en la ecuación productiva en la cual no solamente debemos responsabilizar al frío para eso.

Ahora, si las temperaturas o las condiciones climáticas de primavera se dan óptimas, tenemos que estar muy preparados para tener en cuenta algunos manejos importantes de regulación de carga y/o nutricionales, y obviamente el riego en un espacio en paralelo es siempre importante en la producción de cerezas, pero también tenemos que considerar que a raíz de todo lo que significa la responsabilidad y la preocupación de ser cada vez más perfectos productivamente y en términos de calidad y condición, asumiendo que la exigencia de calibre es mayor, los productores están más preparados que otros años.

Es una visión más global del productor, no tan sólo los productores asociados a nosotros, sino que mirando la industria, vemos que el productor está mucho más consciente desde el punto de vista de la regulación de carga y desde la poda. Entiende mejor los conceptos, ha hecho mejor sus cálculos productivos, ha plasmado distintos escenarios en términos de cuaja, y creemos que está mucho más preparado en términos de poda para enfrentar, quizás, una temporada extraordinaria, nuevamente en términos de producción.

Y si no, estarán preparados para todo lo que es procesos de regulación de carga y ajustes de carga tardío hasta fruto cuajado y harán los cambios nutricionales que se necesiten, si es que esto llegara a ser así.

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