Un equipo de la Universidad de Almería, integrante del ceiA3, ha ideado una nueva técnica basada en la reutilización de restos orgánicos procedentes de la horticultura en invernaderos, a los que han aplicado radiación solar para crear un suelo más nutrido para el desarrollo agrícola. Con este método, es posible aprovechar los restos agrícolas y aminorar así el impacto ambiental que genera la eliminación de éstos, así como disminuir el uso de fertilizantes convencionales.
22-jul-2019
Investigadores del Departamento de Agronomía de la Universidad de Almería y del Centro IFAPA de La Mojonera, centros integrantes del ceiA3, han diseñado un biofertilizante que protege el suelo del cultivo de tomate en invernaderos. La técnica consiste en aplicar al suelo los restos de cosecha del cultivo anterior unidos a un tratamiento térmico gracias a la radiación solar. Este proceso conocido como biosolarización, unido a la acción fertilizante natural que se produce en la descomposición de restos de las cosechas, mejora las características del suelo y lo deja libre de patógenos. La nueva enmienda obtiene los mismos resultados que los abonos industriales, pero resulta más respetuosa con el medio ambiente.
La biosolarización es el nombre del proceso basado en combinar restos de cosecha con un tratamiento térmico que los científicos han aplicado a los restos de cultivos del tomate de invernaderos de Almería. De esta forma, los investigadores han demostrado que el cultivo del tomate presenta unas condiciones de producción y calidad similares a los tratados con fertilizantes químicos convencionales, y a la vez, un control de plagas efectivo y sostenible. Desde el punto de vista sanitario, esta práctica ha demostrado ser eficaz frente a una serie de patógenos como hongos, bacterias y virus.
El estudio se ha realizado en un invernadero semicomercial que simula características propias de la horticultura almeriense basada en combinar restos de cosecha con un tratamiento térmico de la finca experimental de la Fundación de la Universidad de Almería y a ANECOOP. "Durante dos temporadas continuadas, hemos estado evaluando el efecto de aportar los restos de plantas de tomate utilizando la biosolarización en varios parámetros como la producción, calidad del fruto y morfología de la planta", indica Pablo García Raya, uno de los investigadores de la Universidad de Almería responsable del estudio a la Fundación Descubre.
El artículo titulado 'Greenhouse Soil Biosolarization with Tomato Plant Debris as a Unique Fertilizer for Tomato Crops', publicado en la revista International Journal of Environmental Research and Public Health, presenta un método alternativo que propone una solución para los restos de cosecha, ya que actualmente se gestionan fuera de las fincas, y generan impacto ambiental. Por otro lado, reduce el aporte de fertilizantes químicos, hasta en ciertos casos poder prescindir de él, con el consiguiente ahorro sin perjuicio para la producción comercial.
La horticultura intensiva propia de invernaderos en la zona de la provincia de Almería se enfrenta a varios retos ambientales. "Uno de ellos es la gestión, el almacenamiento y el procesamiento de residuos vegetales que pueden provocar la contaminación de los acuíferos, la proliferación de plagas, los malos olores o el abuso de tratamientos fitosanitarios", apunta el experto. En anteriores estudios, los científicos habían empleado la biofumigación y la solarización como técnicas desinfectantes del suelo. Sin embargo, no se había evaluado el poder fertilizante de la incorporación de restos vegetales y el beneficio que suponen para cultivos posteriores.
Fuente: Red Innovagro