En los últimos 10 años, Chile logró duplicar sus exportaciones de alimentos, como se lo había propuesto, y se posicionó muy bien, entre los top 10, con 64 de las categorías de productos que envía al exterior. Pero ese emplazamiento no se alcanzó como un todo. Junto con esto, se han conseguido US$ 18 mil millones, que es lo mismo que se sacaba al mundo hace 20 años.
11-sep-2017
Es así que el Programa Estratégico Nacional en Alimentos de Corfo ha estado mirando lo que han conquistado otros países que poseen cantidades de hectáreas arables similares a las que tiene Chile.
Uno de los ejemplos es Holanda, cuya superficie (41.543 km2), es menor que, juntas, las regiones de Los Lagos y Los Ríos, las que suman 67.014. Pero esa nación europea exporta $92 mil millones. Nuestro país consigue más de US$ 80 mil millones, incluyendo la minería.
Francisco Rossier, director de innovación del Programa Estratégico Nacional en Alimentos, comentó a este medio que Chile, al tener más predios que esa nación, posee una tremenda oportunidad de generar una industria en que los alimentos sean el primer pilar de la economía y sustentable, pues es un producto que no se agota. Así lo planteó en el marco del "Desarrollatorio: Búsqueda de oportunidades" organizado por Irade, Working House y Desarrolla Biobío, iniciativa que se enmarca dentro del proyecto Open Tech.
El ingeniero en alimentos planteó que la iniciativa va hacia allá y para eso hay 20 ideas estratégicas. En cuanto a recursos, hay un 34% de US$ 100 millones que han logrado movilizar desde el año pasado, que están enfocados a acelerar la industria de ingredientes.
"Creemos que hay una oportunidad comercial importante dentro de los ingredientes funcionales, pero también en los técnicos de origen natural. Por ejemplo, un colorante o emulsificante natural tiene un muy alto valor en estos momentos, porque el mundo quiere emigrar de etiquetas muy complicadas, llenas de nombres químicos, a más sencillas, en las que el consumidor vea solo compuestos naturales", expuso.
El doctor en la Universidad y Centro de Investigación Wageningen UR, contó que otra área de esfuerzo está en desarrollar alimentos procesados, pero con características de alto valor y saludables, es decir, con menos nutrientes críticos, para gente con alergia alimentaria o para niños, adultos mayores o deportistas.
BIEN ENCAMINADO
Por ende, que Chile se convierta en un clúster de la alimentación va bien encaminado. Incluso, a juicio de Rossier, vamos bastante bien. "El país está sobre lo esperable, de hecho contamos con recursos en la acuicultura y nuestros productos son de buen valor porque hay calidad. Pero hay una oportunidad de crecer".
En fruticultura, otro de los temas centrales del programa, aporta en las exportaciones alrededor de US$ 5 mil millones. El mundo acuícuola, incluyendo a los salmones y los mitílidos, también contribuyen con esa cantidad, aproximadamente. A esto se agregan, con el mismo monto, los procesados como los concentrados y los deshidratados.
El experto afirmó que para alcanzar lo hecho por Holanda, se debe hacer una mayor agregación de valor por transformación, lo que implica llegar a elaborar productos de consumo final, ya que actualmente se exportan muchos commodities. Y, por otro lado, impulsar la industria de ingredientes, que hoy si bien existe, piensa que está en una etapa inicial. "Podrían haber muchas más compañías aprovechando la biodiversidad nacional y convirtiendo materias primas o subproductos en ingredientes de alto valor", apuntó.
Si bien en el país y la Región del Biobío hay ejemplos de valor agregado, como las hamburguesas de jibia o mieles con distintos sabores, Rossier estima que faltan ciertos eslabones donde esos emprendimientos se puedan mostrar y así hallar mercado.
En algunas partes existen supermercados de demostración en que, por un lado, se tienen en un espacio los artículos alimenticios del mundo, donde el productor chileno podría tener un referencia y así elaborarlos, puesto que tendría claro que en China, por ejemplo, es consumido. Junto con ello, también se podrían exhibir las cosas locales para el mundo, pero "esa conexión no es tan fácil, no existen los canales, pero son cosas que el programa ha estado tratando de habilitar, ya sea conectando con ProChile o InvestChile".
Con todo esto, estima que la Región del Biobío juega un rol importante. Ya se ha visto lo que ocurre con los berries. Sin embargo, apuntó que hay que plantear muy bien lo que se debe hacer para sacar más provecho a las hectáreas y en eso no se pueden separar todos los temas del mundo forestal, alimento y del turismo, los cuales dependen de los mismos recursos, la tierra y el agua.
VENTAJAS
Aparte, considera que hay que aprovechar las ventajas como los centros que ya están instalados en la Región, como los Conecyt o dentro de las mismas universidades, los que cuentan con conocimiento, muchas complementario, dentro del área del alimento. Por eso, hay una serie de condiciones positivas para que la industria alimentaria dé un gran salto hacia adelante.
Hay otras materias que, piensa, aún no se han explotado por completo, como el maqui y calafate, donde se han hecho buenos trabajos de domesticación, pero no hay que enfrascarse en lo que ya hay, pues hay muchas variedades que se podrían traer de afuera, como la inulina, que es un ingrediente funcional que se extrae de la achicoria.
"Hace unos 6 ó 7 años, era una materia prima de la que no se hablaba. Es una variedad que se trajo porque existen las condiciones para que aquí creciera y hoy somos número 3 en el mundo. En el caso de la stevia, la que no crece en Chile, se traen las hojas de México, se refinan acá y se agrega valor por transformación y hoy somos los cuartos productores mundiales. Lo que nos falta es abrirnos a otros paradigmas productivos", cerró.
Fuente: El Sur de Concepción