En los últimos años, algunas herramientas de gestión de plagas han sido retiradas del mercado por los fabricantes o por disposición de la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos (EPA). Pero, mientras la cartera de protección de cultivos convencionales se ha ido reduciendo, la oferta y aparición de soluciones basadas en elementos biológicos han ido creciendo.
10-may-2017
Un informe de la firma de investigación de Frost y Sullivan sugirió que el valor de los bioplaguicidas en 2008 fue de USD 594 millones y predijo que prácticamente se duplicaría a USD 1.020 millones para el año 2015. Los productores están inclinándose por productos basándose en las demandas de sus compradores y también tras aprender cómo diferenciar los varios productos que hay en el mercado y usarlos de forma eficaz en el campo.
La aceptación por parte de los productores va en aumento, tal como lo señaló Rick Melnick, presidente de la Biological Products Industry Alliance, en la reciente Biocontrols USA West 2017 Conference and Expo: "La época de los plaguicidas se ha acabado. Los productos que no funcionaban son historia".
Según Frank Sances, fundador y propietario de Pacific Ag Grupo, los productores deben empezar por realizar sus propias pruebas de productos o depender de las evaluaciones independientes de terceros.
Sances sostiene que los productos de control biológico son a menudo altamente biodegradables y muy selectivos para las plagas o las mejoras de cultivos que ofrecen, por lo que los ensayos son importantes, no sólo para medir la eficacia, sino también para aprender acerca de los métodos de aplicación más eficaces y los tiempos de aplicación.
Yance dice que la acción específica que ofrecen los bioplaguicidas sobre las plagas también es deseable, porque eso suele significar que no son perjudiciales para los insectos beneficiosos presentes en los campos. Asimismo, los productos son más seguros para los trabajadores que manipulan los materiales o están en los campos.
Comentario
El Centro Tecnológico de Control Biológico (CTCB) y el Programa de Agricultura de Precisión (PROGAP) de INIA Quilamapu dieron inicio a la ejecución de un nuevo proyecto de investigación y desarrollo, co-financiado por la Fundación para la Innovación Agraria (FIA). El proyecto "Manejo Sustentable de Plagas mediante el Desarrollo de un Vehículo Aéreo no Tripulado (UAV) para la Dispersión de Agentes de Control Biológico", PYT-2016-0121, será llevado a cabo durante 36 meses y cuando concluya en marzo de 2019, generará un prototipo de dron dotado de un aditamento que permitirá la descarga regulada de insectos benéficos en los cultivos.
Esta técnica de liberación de enemigos naturales ha sido abordada por muy pocos países en el mundo y ha atraído el interés de varias empresas hacia el proyecto: prestadores de servicios (Natural Chile), proveedores de insectos benéficos (Biofuturo) y usuarios (Sofruco, Bluefield Chile, Attiagro).
El coordinador del proyecto y entomólogo del CTCB, Luis Devotto, explica que: "Lo novedoso del proyecto no está en fabricar un dron, sino en lograr tener la capacidad de llevar insectos benéficos al campo y liberarlos de manera regulada, que es el objetivo principal de este proyecto".
El coordinador alterno del proyecto y especialista en agricultura de precisión de INIA, Stanley Best complementa: "Como programa, hemos querido participar en esta iniciativa porque la información que generan los entomólogos cuando monitorean puede ser usada como un insumo para que un software le diga al dron dónde y cuánto liberar. De esta manera, el control de plagas se hará de mejor manera, liberando más controladores donde la plaga ataca más y menos donde el problema es menos grave".
Fuente: Chilean Blueberry Comitte