Un total de 16 países y 18 instituciones científicas participan en un proyecto europeo de investigación que persigue encontrar los factores que puedan facilitar una mejor adaptación de cereales como el trigo y la cebada a condiciones de sequía.
14-abr-2024
Fuente: EFE: Agro por Rubén Figueroa | Fotografía: PxHere
El proyecto, denominado Activated Genebank Network (Agent), da cabida a un gran número de países de la Unión Europea (UE) pero también a otros extracomunitarios como Suiza, Israel y Reino Unido, han detallado a Efeagro fuentes de la investigación.
España participa a través del Instituto Nacional de Investigación y Tecnología Agraria y Alimentaria (INIA) del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), y aporta una colección de 500 variedades de trigo blando.
Cada país aporta sus variedades tradicionales para evaluar la agrobiodiversidad europea y en total se evalúan 6.700 variedades de trigo y 5.200 de cebada en el conjunto del proyecto, explica la investigadora del INIA-CSIC Cristina Nieto.
El ensayo de tolerancia a la sequía en España lo lidera la investigadora Magdalena Ruiz y se desarrolla en una finca propiedad del INIA situada en Alcalá de Henares (Madrid), donde se evalúan 300 variedades de trigo de primavera extraídos del total de los aportes de todos los países.
Esas mismas 300 variedades se estudian también en Italia debido a las condiciones climáticas similares que comparten estos países, apunta Nieto, que participa también en otras iniciativas que plantean la resiliencia de los cultivos ante el cambio climático, como el programa europeo Recrop.
"Se hace un ensayo grande de campo con dos réplicas: una parte se le riega y la otra no. Y se toman diversos datos para ver cómo esas variedades propias del sur de Europa pues responden a la sequía", ha explicado Nieto.
El objetivo principal es ver cómo responden aquellas variedades que son tradicionales de cada lugar, las que fueron cultivadas por los agricultores durante cientos de años antes de que se impusieran las variedades más productivas, comenta la experta.
"De lo que se trata con estos experimentos es de, a partir de la variabilidad genética de estas de estas variedades tradicionales, que es mucha, conseguir averiguar qué factores o qué genes y en qué regiones están confiriendo a la planta una tolerancia a la sequía", ha expresado la científica.
El resto de países participantes hace lo mismo con sus variedades tradicionales, de forma que se puedan "poner en común todos los recursos fitogenéticos de los bancos de semillas Europa" y realizar otras actividades como "caracterizar molecularmente todas las colecciones de trigo", ha abundado Nieto.
Hallar estos genes puede ayudar luego a las variedades comerciales, mediante cruce de genes, a ser más resistentes a la falta de agua.
No obstante, en otro ensayo diferente dentro del mismo proyecto se analizan 50 variedades de trigo comerciales de primavera y 50 de invierno que se siembran en toda Europa y que en los tres últimos años ha servido para tomar datos de fenotipado que ayuden a definir los distintos mega ambientes europeos, ha destacado la científica.
Este es el cuarto año que se lleva a cabo la investigación aunque no se espera poder tener resultados hasta 2025, debido a las muchas repeticiones que se hacen y la elevada cantidad de variedades con las que se trabaja, ha concluido la investigadora.