En Chile, la producción actual de trigo –elemento básico para la generación de harina y, a su vez, del pan que consumimos diariamente- apenas supera las 200 mil hectáreas, pese a que hace poco más de 40 años teníamos cerca de 600 mil hectáreas dedicadas a este cultivo. Este dato no es menor si hablamos de seguridad alimentaria, concepto que, según la definición de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), busca garantizar a las personas que tengan en todo momento acceso físico, social y económico a alimentos suficientes, que estos sean inocuos y nutritivos y que cubran las necesidades de una vida activa y saludable.
01-ago-2022
Fuente: Portal Frutícola
Según, Cecilia Baginsky, profesora de la Facultad de Ciencias Agronómicas, y miembro del Grupo Transdisciplinario para la Obesidad (GTOP) de la Universidad de Chile, como país tenemos que "generar que a nivel nacional se produzcan, se obtengan, o estén disponibles estos alimentos para la población. Y para ello deben estar involucrados los agricultores y agricultoras, los servicios de comercialización (muy importantes las ferias libres), transporte, es decir, todo lo que tiene relación con una oferta permanente de ellos. Pero además deben existir las posibilidades económicas y físicas de las personas para adquirir estos alimentos y que estos perduren en el tiempo".
La académica también plantea que se deben considerar los aspectos culturales relacionados con la alimentación, "pues no todas las personas tienen las mismas preferencias al momento de elegir sus alimentos, y -por último- no hay que olvidar la sostenibilidad al momento de producir los alimentos, ya que debemos proteger los recursos naturales que cada vez son más escasos".
Añade, además, que debido al efecto del cambio climático y la sequía hay menos suelo sembrado con cultivos básicos como son -por ejemplo- las legumbres. "Los agricultores que logran sembrar bajo estas condiciones no obtienen altos rendimientos por el mismo hecho de la falta de agua. Y si a esto se le suma el alza de los fertilizantes, el precio al cual deben vender sus productos debe ser más alto para que logren obtener rentabilidad en su producción, y eso hace que el precio que le llega al consumidor es mucho más alto. Por lo tanto, puede estar en peligro la seguridad alimentaria, ya que el acceso por parte de las personas sería menor", detalla.
Asimismo, agrega que, "en general, hay menos disponibilidad de alimentos producidos en Chile por menor superficie sembrada, pero además por el desincentivo por parte de los agricultores por la baja competitividad frente al comercio exterior, con importaciones de alimentos más baratos que llegan a Chile".
Ante la realidad local, asegura que "Chile, en ese contexto, era un país que estaba relativamente protegido de la inseguridad alimentaria, al menos de la grave, que es aquella que hace referencia al hambre, a la falta efectiva de alimentos en los hogares. A través de la encuesta Casen, hace muchos años que se viene siguiendo la evolución de la inseguridad alimentaria en los hogares en Chile y teníamos cifras enormes entre 3 y no más de 3,5% de inseguridad alimentaria severa. Sin embargo, teníamos antes de la pandemia una cifra de inseguridad alimentaria moderada-severa de alrededor de un 13%".
¿Qué quiere decir esto? Según la académica, significa que hay hogares en los cuales hay inseguridad respecto a si se tienen alimentos al día siguiente, en términos de poder o no comer alimentos saludables nutritivos y una variedad suficiente de alimentos.
Una de las respuestas es buscar soluciones globales. Según la profesora Sofía Boza, "las soluciones proteccionistas no son las respuestas, que cada país proteja su mercado. Hay que buscar soluciones globales. Entonces, lo que sí evidentemente también hay que mirar cómo adaptar o aprovechar un poco más la producción a encaminarla a las necesidades del mercado interno, pero sin caer en el proteccionismo, ni a encerrarnos, porque realmente el comercio agrícola es algo necesario".
También apunta al fomento de la agricultura familiar, "que es una agricultura que no se dedica tanto a la exportación y que puede ser una buena respuesta para el mercado interno con productos frescos".