Proyecto “SEA2LAND” pretende revalorizar desechos de la pesca y la acuicultura para producir biofertilizantes agrícolas mediante procesos innovadores.
29-mar-2021
Fuente: Portal Agro Chile
Cada año, la industria pesquera mundial genera más de 20 millones de toneladas de subproductos que, mayoritariamente, no son aprovechados. En la Unión Europea y Chile estos desechos representan un total de 5,2 y 0,75 millones de toneladas anuales, respectivamente, que contienen minerales como el nitrógeno, fósforo, potasio, hierro, cobre, zinc, además de vitaminas y otros compuestos, que se podrían recuperar y utilizar para la producción agrícola.
Actualmente, alrededor del 80% del consumo de fertilizantes en agricultura proviene ya sea de fuentes fósiles y procesos industriales que requieren grandes cantidades de energía, o bien de fuentes no renovables como la roca fosfórica para el caso del fósforo, elemento clave para la agricultura y clasificado como material crítico.
Paradójicamente, la agricultura depende en gran medida de fuentes externas para el suministro de estos fertilizantes claves, mientras que al mismo tiempo se vierten al medio ambiente grandes cantidades de minerales a través de diversos flujos de residuos orgánicos entre los que se encuentran los mencionados residuos de la industria pesquera. El aprovechamiento de estos residuos permitiría recuperar 1,8 millones de toneladas de nitrógeno para la agricultura.
El proyecto SEA2LAND, financiado por el programa europeo H2020, y con un presupuesto total de 8,8 millones de euros, pretende aportar soluciones que ayuden a superar los desafíos relacionados con la producción de alimentos, el cambio climático y la reutilización de residuos. Para ello el proyecto, cuyo único socio fuera del continente europeo es Chile, trabajará en la mejora y adaptación de tecnologías de recuperación de nutrientes, para producir biofertilizantes a partir de subproductos del procesamiento del pescado y la acuicultura.
Esta iniciativa contemplará entre sus tecnologías el compostaje avanzado, biosecado, concentración y extracción por congelación, producción de algas, pirólisis, tecnología de membranas, extracción de quitina, fraccionamiento termomecánico, hidrólisis enzimática, entre otras.
Desde el inicio del proyecto en enero pasado, es el Instituto de Investigaciones Agropecuarias, INIA, la contraparte en Chile que evaluará el impacto ambiental y productivo de los biofertilizantes desarrollados por SEA2LAND sobre el suelo y algunos cultivos de importancia económica para el país como frutales, viñas, cultivos intensivos y praderas. También determinará los requerimientos de nutrientes de los cultivos y reunirá la información legislativa para la importación de biofertilizantes desde Europa.
Según indicó Luis Inostroza, encargado nacional del proyecto, "esta será una plataforma para acercar la tecnología desarrollada en Europa, para la transformación y utilización de residuos de la industria pesquera y acuícola nacional". El investigador INIA agregó que en el país existe una industria incipiente que busca el uso de residuos de la industria pesquera y acuícola en la agricultura, por lo que "el proyecto reunirá los bioproductos desarrollados en Chile para incorporarlos en la evaluación agronómica".
Inostroza aclaró que a través de INIA también se transferirá la información generada por SEA2LAND a agricultores y profesionales del agro de las zonas de incorporadas en el estudio. Sostuvo que el trabajo se concentrará en las regiones de Ñuble y Los Lagos, donde participarán especialistas de INIA Quilamapu e INIA Remehue, respectivamente.
El equipo de investigadores está integrado por Juan Hirzel, experto en nutrición vegetal y fertilidad de suelos, Francisco Salazar, especialista en manejo de residuos orgánicos y pérdida de nutrientes en agricultura, María Esperanza Sepúlveda experta en desarrollo de bioproductos, y Luis Inostroza especialista en fisiología de cultivos y praderas.
El proyecto SEA2LAND (Producing advanced bio-based Fertilizers from fisheries Wastes) es una acción de innovación colaborativa de cuatro años de duración, que coordina el centro tecnológico NEIKER de España y que involucra a 25 instituciones de 11 países (Bélgica, Croacia, Estonia, Francia, Italia, Malta, Noruega, Portugal, España, Suiza y Chile).