Marquet P. A., A. Altamirano, M. T. K. Arroyo, M. Fernández, S. Gelcich,
K. Górski, E. Habit, A. Lara, A. Maass, A. Pauchard, P. Pliscoff, H.
Samaniego y C. Smith-Ramírez (editores) (2019). Biodiversidad y cambio
climático en Chile: Evidencia científica para la toma de decisiones. Informe
de la mesa de Biodiversidad. Santiago: Comité Científico COP25;
Ministerio de Ciencia, Tecnología, Conocimiento e Innovación.
08-oct-2020
Este trabajo representa la consolidación de un esfuerzo de análisis y síntesis que conecta la biodiversidad con el cambio climático en Chile, releva sus impactos y oportunidades de soluciones para la adaptación y la mitigación al calentamiento global en el contexto de las soluciones basadas en la naturaleza o soluciones de la biodiversidad al cambio climático. Esta actividad se enmarca en el contexto del mandato que recibió el Comité Científico COP25 de poner la evidencia científica al servicio de las políticas públicas y la toma de decisiones y, en particular, apoyar con evidencia científica la Contribución Nacional Determinada, que expresa los compromisos del país en el contexto de mitigación y adaptación al calentamiento global. La Mesa de Biodiversidad, una de las siete mesas que integran el Comité Científico COP25, decidió tras una amplia convocatoria -con más de cien científicos que se mostraron dispuestos a trabajar en ella- dividir el trabajo en temas que se ajustan a áreas reconocidas internacionalmente como relevantes en el contexto de biodiversidad y cambio climático: ecosistemas y funciones ecosistémicas, cambio de uso de suelo, áreas protegidas y restauración, y otras que son de gran importancia para Chile, como los ecosistemas dulceacuícolas, cuyo estado de degradación es alarmante y han sido en gran medida olvidados e invisibilizados. En estos ecosistemas se ve con claridad la complejidad del problema que atraviesa la biodiversidad en Chile, y hace evidente el fuerte impacto que ha tenido sobre la biodiversidad el tipo de desarrollo económico y los marcos legales que lo respaldan e inciden en una gestión ineficiente, la cual hace que los ecosistemas y sus servicios sigan una tendencia a la degradación, lo que afecta su capacidad de mitigar emisiones y contribuir al bienestar de las personas.