El sábado 19 de enero de 2019 tuvo lugar en Chillán el seminario “Las cooperativas y la Revolución Agroecológica en Chile” organizado por Ñuble Orgánico y Agroecológico, parte de la Asociación Gremial de Agricultores y Campesinos del mismo nombre.
14-jun-2019
¿Qué desafíos nos presenta como sociedad, no solo a nivel de productores, sino también como consumidores y como agentes responsables en la defensa de una agricultura que nos defina y nos sustente de manera integral?
Ñuble es una región agrícola por excelencia, sin embargo sus desafíos son muy serios: Hay demasiada contaminación, los suelos imposibles de limpiar por la cantidad enorme de pesticidas y agroquímicos que se aplican, problemas con el agua, cambio climático y muchos otros. Todo esto nos lleva a plantearnos como asociación gremial que debe existir, a corto plazo, un cambio radical, una revolución agroecológica que pase específicamente por la forma de producir nuestros alimentos y por cómo se relacionan entre sí las familias campesinas.
Hay que producir alimentos sanos, saludables y sustentables para los consumidores, lo que requiere la participación de todos, con una nueva conciencia en sí mismos. Debe existir una relación más estrecha entre productores agroecológicos, que usen poco o nada de pesticidas y consumidores de lo sano, a través de diversas instancias como ferias locales, compra directa en los predios de los productores y establecer tiendas locales de alimentos sanos y ecológicos. Creemos en el cooperativismo como una herramienta a usar por todos en este desafío.Los cambios deben abarcar tanto a consumidores -que entiendan porqué hay que consumir sano- y los productores, que a través del rescate de semillas propias y su historia, las traspasen de campesino a campesino. Esa es la única forma de tener una agricultura que nos defina como personas integrales.
¿Transitar hacia la agricultura orgánica y sustentable tiene más que ver con nuevas prácticas o con recuperar las de los antiguos campesinos y campesinas?
La revolución verde logró llevar a los campos la industrialización intensa y la obtención de una gran producción de diversos cultivos, pero con monocultivos, aplicación intensiva de maquinaría agrícola y lo que es peor: El uso de fertilizantes y plaguicidas en una cantidad nunca vista, con consecuencias para los pequeños agricultores y sus familias.
A pesar de la imposición forzada de este tipo de agricultura, surgió la agroecología, un modelo distinto de producción que tiene que ver con la familia campesina, una relación de campesino a campesino que traspasa su conocimiento a sus pares, que comenzó por subsistencia, que sobrevivió en el tiempo y que hoy muestra sus resultados. Se refleja en el tipo de agricultura desarrollado en países andinos y del caribe, ejemplos que sumados al apoyo teórico de académicos de alto nivel, permiten asegurar que es posible transitar a una agricultura limpia, orgánica o agroecológica que retome todo aquello que está en el conocimiento y el saber de los campesinos.
¿Consideran que existe la noción instalada de que no solo se requieren alimentos, sino alimentos más sanos y seguros obtenidos a través de una producción responsable?
Se necesita una producción responsable para este tipo de desafíos que nos estamos planteando. Una revolución agroecológica es global, son cambios profundos de mentalidad de cada productor, de su familia y de sus vecinos. Es un cambio de paradigma. Por lo que es necesario el concurso de todos quienes habitamos en esta región.
Como asociación nos planteamos un trabajo preliminar con Indap y otras instituciones estatales, pero creemos que el desarrollo de organizaciones campesinas de nuevo cuño va a ser necesaria, especialmente aquellas que puedan plantear a nivel nacional un Programa de Desarrollo Agroecológico para la obtención de alimentos sanos con una producción responsable. Aquí creemos que también debe implicar una gestión municipal, por lo que hay que impulsar desde ya, que nuestro planteamiento sea escuchado por los políticos. No es posible que nuestra agricultura se mueva solo por y para las exportaciones y que nuestra riqueza se base en ello, o que impongan reglas para y por aquellos que dominan económicamente la agricultura, como con los sellos de calidad en las certificaciones.
Nuestros campesinos deben tener sellos de calidad propios, agroecológicos, reconocidos por los consumidores de alimentos sanos, que incluso estén sujetos a certificación participativa permitiendo que accedan a ella todos los campesinos, y que emerjan por ejemplo, superalimentos agroecológicos distintos a los convencionales.
¿Cuáles son los principales obstáculos encuentran quienes se dedican a la producción y el comercio de alimentos orgánicos frente a las grandes empresas de la industria agrícola y otros productores?
De partida, quienes se dedican a la producción y comercio de alimentos orgánicos son personas de ingresos medios a altos. Los chicos y pequeños sufren todas las vicisitudes del mercado cuando empiezan a caminar. Los campesinos no lo pueden hacer directamente y, quienes lo logran, deben vender su producción a terceros o exportadores, entendiendo que el gran mercado orgánico se encuentra en el exterior. Por lo tanto, quienes hoy se dedican a la producción deben contar con certificaciones orgánicas muy onerosas, reconocidas por el estado y con acuerdos económicos con empresas que los obligan a cumplir ciertos requisitos productivos.
Los comerciantes de alimentos o productos orgánicos sufren también las consecuencias de esta debilidad. Deben tener certificados de cada uno de los productos orgánicos que venden y en consecuencia suben los precios y están dirigidos hacia un público de altos ingresos. Es limitante para proyectar que todos los consumidores tengan acceso a productos sanos.Por lo tanto, hay que desarrollar circuitos cortos de comercialización entre pares: productor - consumidor de productos sanos agroecológicos u orgánicos.
¿De qué manera intenta su trabajo organizacional suplir las carencias a nivel gubernamental y legislativo respecto al amparo de este polo de desarrollo sustentable que no solo tiene que ver con la economía sino también con un reservorio cultural, promotor de mejores relaciones sociales y de la propia salud pública?
Si se revisa nuestro primer plan de trabajo, es bastante ambiguo en varios puntos, no terminado. Hay que desarrollarlo más en algunas cosas, especialmente en definiciones. La revolución agroecológica que proponemos será una consecuencia. Para lograrlo, hay que caminar juntos con otras organizaciones que estén por levantar un programa nacional agroecológico, que implique lo necesario para crear y avanzar en un sistema productivo alternativo al actual. Con una matriz productiva que piense en el país que queremos. Debe haber un cambio de paradigma que llegue a todas las áreas que conforman al país, como a la educacional, poniendo en las mallas curriculares los temas que aborden la contaminación, el agua, el cambio climático, la salud pública, la importancia de consumir alimentos sanos, el porqué incentivar la asociatividad, el cooperativismo, y la necesaria unidad de acción entre consumidores de alimentos sanos y los que los producen.
Fuente: Revista Pudu