Atractivas perspectivas y oportunidades para la quínoa del sur por INIA, Chile

La quínoa, quinua o kingua (Chenopodium quinoa Willd), es reconocida como un cultivo ancestral, identificada entre las “especies olvidadas y subutilizadas”. Su cultivo data de la época prehispánica donde era un alimento importante para la población de la época, pero con la llegada de los españoles es reemplazada por los cereales.

15-ago-2018

Su centro de origen es América Latina, específicamente la zona andina, pero se reconoce a Perú y Bolivia como los centros de mayor diversidad de genotipos y parientes silvestres. Sin embargo, evidencias arqueológicas, lingüísticas y etnográficas e históricas señalan que en el pasado esta especie tuvo una amplia distribución geográfica en Sudamérica que abarcó desde Venezuela y Colombia en el norte llegando hasta Tucumán en Argentina y al Archipiélago de Chiloé en Chile.

De los 5 tipos (ecotipos) definidos en los centros de origen, 2 se encuentran en Chile, las llamadas quínoas de los salares y las quínoas de zonas bajas o del nivel del mar, en este último se encuentran las quínoas del sur de nuestro país. Éstas han sido mantenidas desde tiempos remotos, al igual que en resto de la zona andina por las comunidades, quienes a través de la conservación in situ y el intercambio de semillas y saberes han permitido disponer hoy de importantes colecciones que son la base de la investigación que llevó a cabo INIA Carillanca a través del proyecto FIA Tecnologías para potenciar el cultivo de quínoa, como opción productiva para la Agricultura Familiar en la zona centro sur de Chile.

El proyecto, iniciado en 2015, llegó a su última etapa. En este contexto se desarrolló un Seminario internacional y feria de productos en base a quínoa, que permitió dar a conocer el potencial de este importante cultivo ancestral. La actividad contó con el apoyo de la Agencia de Desarrollo de La Araucanía.

A nivel mundial, la quínoa se sigue estudiando y revalorizando debido a sus cualidades agroecológicas, nutritivas, terapéuticas que le permitieron ser catalogada por la FAO (2013) como uno de los alimentos con mayor futuro en el mundo, principalmente porque contiene gran parte de los nutrientes, vitaminas, minerales y aminoácidos esenciales que el organismo requiere y además por su capacidad de adaptación a diferentes condiciones agroclimáticas. "Según la FAO la reincorporación y masificación del consumo de la quínoa sería un elemento fundamental para enfrentar un gran desafío mundial que es reducir el hambre, la desnutrición y la pobreza", indicó Jorge Díaz, Director e investigador del proyecto.

El proyecto

El proyecto, liderado por INIA Carillanca, co financiado por la Fundación para la Innovación Agraria (FIA), tuvo como co-ejecutor a la Universidad de La Frontera (UFRO) y como asociados Agroforestal La Esperanza Ltda.; las comunidades indígenas Domingo Canio N°2, Antonio Paine 1, Antonio Paine Nº 2 y Domingo Caniu 1; la Municipalidad de Vilcún; INDAP y SAG, con la visión de aumentar la superficie sembrada, el rendimiento del cultivo y la oferta de nuevos productos procesados en base a quínoa desde La Araucanía, generando un impulso a la agricultura familiar dedicada a la producción de este cultivo. Los objetivos estuvieron orientados a identificar germoplasma de quínoa con características agronómicas y/o funcionales sobresalientes en términos de rendimiento y calidad; definir tecnologías de manejo agronómico integrado que permitieran el desarrollo del cultivo en el centro-sur de Chile y desarrollar prototipos industriales en base a este producto, que pudieran ser escalados por actores de la agricultura familiar en el mediano plazo, como también transferir y difundir los resultados obtenidos a productores, asesores y empresas.

Resultados

Durante la ejecución del proyecto se caracterizaron 125 genotipos de quínoa de la colección conservada en el Banco de Germoplasma de INIA Carillanca, seleccionados por características destacadas en peso de grano, altura, tamaño de panoja y rendimiento. Adicionalmente, se fueron regenerando y seleccionando para llegar a los mejores 6 genotipos seleccionados por atributos agronómicos (ej: rendimiento y peso de grano). La regeneración de estos genotipos permitió contar con suficiente volumen de semilla (entre 0,7 a 4 kg por genotipo), donde una parte se depositó en el Banco de Recursos Genéticos, otras se usaron en ensayos de campo, para la preparación de los prototipos industriales, para los análisis nutricionales y funcionales, y para las siembras participativas en las comunidades socias del proyecto. Los ensayos de manejo agronómico se establecieron en INIA Carillanca (comuna de Vilcun, Valle central) y Tranapuente (comuna de Carahue, Secano costero).

Las evaluaciones indicaron que los mejores resultados se lograron con una distancia de 40 cm entre surcos y una dosis de siembra de 5 a 10 kg/ha de semilla, y que la fecha de siembra más adecuada es a inicios de septiembre para el Valle central y Secano costero. En la fertilización nitrogenada (N) una adecuada gestión de este nutriente está en torno a los 230 y 150 kg/ha y de potasio de 120 y 100 kg/ha para el valle central y secano costero, respectivamente.

Fuente: Red Innovagro

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