Sistema conocido como SRI es principalmente usado en África y está siendo probado y adaptado por investigadores del Instituto de Investigaciones Agropecuarias, INIA, a las condiciones de suelo y clima chilenos.
02-abr-2018
Cinco fueron las temáticas técnicas presentadas por investigadores de INIA a los productores arroceros de Parral y alrededores que asistieron a un Día de Campo arrocero en Parral. Sin embargo, el interés principal se volcó a un nuevo sistema de producción de arroz con una componente más sustentable. Conocido como SRI por su sigla en inglés (System of Rice Intensification) esta metodología es capaz de generar mayores rendimientos a partir de los recursos ya disponibles (suelo, mano de obra y capital) sin la necesidad de usar nueva genética o variedades mejoradas, fertilizantes sintéticos ni químicos.
Según lo explicado por Karla Cordero, investigadora encargada del Programa de Mejoramiento Genético de Arroz de INIA, y Didier Moreira especialista costarricense y consultor del Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura, IICA, el SRI se basa en cuatro principios básicos. El primero es fomentar el establecimiento temprano del cultivo, de manera rápida y obteniendo plantas saludables. La idea es tener una floración más temprana, en diciembre o enero (hoy es en febrero) para aprovechar las mayores temperaturas, lo que ayuda al desarrollo del cultivo.
El segundo principio apunta a reducir la competencia entre las plantas, estableciendo una sola planta por punto de siembra.
El tercer aspecto busca mejorar el suelo mediante la incorporación de materia orgánica que promueve la aireación y oxigenación de las raíces, favoreciendo la absorción de los nutrientes. En este aspecto, la investigadora Karla Cordero especificó que el SRI promueve el control mecánico de las malezas, permitiendo la aireación del suelo y la consiguiente mejora en el crecimiento de las raíces del arroz. "En Chile tenemos ausencia total de oxígeno en el suelo, ya que en un cultivo tradicional de arroz el agua está detenida y la planta inundada, lo que hace que las raíces se oxiden y bajen su capacidad de absorber nutrientes".
Finalmente, en su cuarto principio el SRI apunta a establecer una alternancia entre los suelos secos y mojados, lo que permitirá reducir y controlar la aplicación de agua. "Hoy el 80% del arroz en Chile se establece pregerminado bajo inundación, debiendo disponerse de enormes volúmenes de agua que alcanzan los 22 mil metros cúbicos por hectárea. Claramente esto es contraproducente con los escenarios actuales de poca disponibilidad del recurso hídrico", señaló la investigadora de INIA Quilamapu. Agregó que estimaciones indican que el uso del sistema SRI en Chile podría reducir en un 50% el volumen de agua empleado en la actualidad.
Desafíos en la adopción del SRI
Uno de los principales desafíos de incorporar este sistema es el cambio de metodología en la siembra, ya que, a diferencia de la práctica habitual de siembra bajo inundación con semillas pregerminadas, el SRI requiere la instalación de la semilla a través de siembra más espaciada y en seco.
Karla Cordero sostuvo que pese a que el sistema original contempla el establecimiento de la planta de arroz cada 30 centímetros en sobrehilera y entrehilera (grilla de 30 x 30 cm), en los ensayos locales se decidió modificar la estructura, empleando 2 a 3 plantas, dispuestas a 10 cm en la sobrehilera, manteniendo los 30 cm en la entrehilera. "Ello permite reducir la densidad de plantas respecto del sistema tradicional, lo que incide en la menor cantidad de semillas a emplear, con el consiguiente ahorro para el bolsillo del productor".
En todo caso, la especialista en mejoramiento genético de arroz recalcó que recién en abril, junto con la primera cosecha bajo el sistema SRI, podrán tener resultados más concretos respecto del funcionamiento de esta metodología en Chile. La ingeniero agrónomo indicó que los estudios se extenderán por dos temporadas, momento en que se masificarán las pruebas en campos de productores.
Aunque el SRI recién se implementará en la zona arrocera nacional (regiones del Maule y parte norte de Ñuble), este sistema data de los años ochenta y es utilizado en principalmente en países africanos, con permanentes restricciones de agua. Hoy existen más de 10 millones de productores que se benefician de esta metodología en 54 países.
Fuente: Red Innovagro