Si bien los desechos y riles de las producciones ganaderas y frutícolas por años fueron vistos como un problema que implica costos, hoy se transforman en materia prima que genera ahorros en energía, fertilizantes y disminuyen la huella de carbono de las producciones.
22-dic-2017
Qué hacer con los desechos orgánicos de la industria agroalimentaria ha sido siempre un desafío. En la actualidad, usualmente, son procesados en plantas de tratamiento o sometidos a compostaje. Si bien con ello se mitiga, al menos en parte el problema, implica costos, aunque puede ser visto como materia prima y como un plus para las instalaciones productivas, obteniendo beneficios económicos y medioambientales.
"Generar biogás puede solucionar complicaciones en el desecho de residuos orgánicos y, a la vez, generar co-beneficios interesantes", expresa Stephan Rempler, asesor principal del proyecto de energías renovables para el autoconsumo de la Deutsche Gesellschaft für Internationale Zusammenarbeit (GIZ). Convertir los desechos en biogás, y por lo mismo en energía, significa dar solución al manejo de desechos, beneficiarse con el ahorro de energía eléctrica o térmica, la posibilidad de reutilizar el agua contenida en los residuos, ahorrar en fertilizantes químicos y, de paso, aumentar la producción. Es decir, mejorar la rentabilidad, con un menor impacto en el entorno e incluso mejorando las condiciones. Por lo mismo es utilizada en forma creciente en Europa para hacer más sustentable el manejo de instalaciones agroalimentarias e, incluso de ciudades, como Múnich, en Alemania.
La tecnología permite dar salida a los desechos orgánicos de las distintas industrias del sector, ya sean ganaderas -incluida la industria avícola-, cerealera y frutícola, permitiendo incluso mejorar las relaciones con las comunidades cercanas, ya que se eliminan problemas como el olor o las moscas.
En el país la tecnología poco a poco comienza a ganar espacios. En especial en la industria lechera y la del vino, aunque también hay experiencias en cerdos donde ven que, además del beneficio medioambiental, se pueden disminuir costos de calefacción, enfriamiento e iluminación.
Mario Ávila Grothusen, gerente general de BiotecSur, empresa que trabaja en el tema con Smart Energy Concepts, explica que el ahorro energético equivalente en dinero va a depender de los gastos y tamaño de la empresa, pero que puede ir de 30% a 50% y en algunos casos hasta 100%. El porcentaje de ahorro depende de la cantidad de sustrato y de las horas patio que tienen los animales. Por ejemplo, un criadero de cerdos puede generar más energía que la que está consumiendo.
"He trabajado con una chanchería que tiene 3.000 madres que producen 150 mil litros de riles por día y ahí se proyecta una generación de 100 kilowatts por hora, eso te hace al día casi 2.400 kilowatts. Ellos consumen menos energía de lo que producen, y, por lo tanto, ahí se piensa en entregar energía a la red", cuenta Ávila.(Descargue la minuta explicativa sobre la Ley 20.571)
La ganancia es alta."Da la posibilidad de ahorrar energía, agua y gastos en abono. Es una solución que no deja huella de carbono, sino que es energía verde, cuyos derivados también aportan en mejorar la huella hídrica", añade José Miguel Ansoleaga, gerente de asuntos corporativos y sustentabilidad de Schwager.
Los lácteos entre los beneficiados
Acerca de cuánta energía puede generar una planta de biogás, Ávila es cauteloso y declara que esto va a depender de la cantidad y calidad del sustrato."Por ejemplo, una lechería de 500 vacas con seis horas de patio, produce con un biodigestor entre 150 a 160 kilowatts por día", agrega, lo que podría significar un ahorro en los costos de la energía de entre 40% y 50%.
En el sector lácteo es donde se están viendo más inversiones, y beneficios, más allá del tamaño de las instalaciones. Por ejemplo, la quesería Lácteos Osorno es una empresa que se atrevió con el biogás y hoy calienta agua y genera vapor. "Eso hace que disminuyamos el consumo de GLP, lo que nos ha significado una reducción de costos de entre 30% y 40%", cuenta el gerente general de la empresa, Agustín Proschle. Andrés Tamm, gerente de la agrícola Roberto Tamm y Cía. y propietario del primer biodigestor construido en el país, comenta que la experiencia ha sido muy interesante, porque se genera mucha energía. Si bien hoy su digestor funciona a un tercio de su capacidad, producto de daños sufridos por los constantes microcortes de energía, ha sabido sortear el problema con dos generadores pequeños que se encuentran funcionando en isla y ya no conectados a la red eléctrica como lo hacían al inicio.
"Uno de los generadores hace andar la sala de ordeña, o sea, mil vacas producen su propia energía eléctrica. Cada uno de los generadores ahorra 5 mil dólares mensuales", dice Andrés Tamm.
Además de disminuir los costos de gas y/o electricidad, el biogás al ser una energía renovable ayuda a reducir la huella de carbono. Por ejemplo, la producción y uso de biogás a partir de purines tratados de forma anaeróbica, conlleva a un positivo doble efecto climático: evita la emisión descontrolada de metano proveniente de la producción animal y evita el aumento de la concentración de CO2 en la atmósfera por el uso de combustibles fósiles.
"Por lo tanto, uno puede decir que la producción y el uso de biogás es una tecnología renovable que ayuda reducir la huella de carbono", sostiene Stephan Rempler.
El beneficio en los vinos
Viña San Pedro es otra industria que optó por incluir la generación de biogás como método sustentable de tratar sus residuos. La planta, que tiene una capacidad máxima potencial de 1MW/hora, se hace cargo del 100% de los restos orgánicos de todos sus viñedos, los que se estiman en 9 mil toneladas anuales.
"Los beneficios de este proyecto son, en primer lugar, hacer una gestión responsable de nuestros residuos orgánicos. Usamos el 100% para producir energía limpia (eléctrica y térmica) y el digestato es incorporado a nuestro viñedo con un alto impacto sobre la fertilidad física del suelo, dado que tiene un componente superior al 90% de materia orgánica", argumenta Andrea Zwanzger, subgerente de sustentabilidad de VSPT Wine Group.
Según declara Zwanzger, la empresa la logrado integrar la economía circular a su proceso productivo, reduciendo su huella de carbono y el uso de fertilizantes químicos.
Mario Ávila concuerda en que aparte de la energía es muy importante considerar el valor del fertilizante que se va obtener del tratamiento, que básicamente es el purín tratado y que mejora la disponibilidad de nutrientes. "El crecimiento de los cultivos con biofertilizantes versus aplicar purín es 25% a 30% superior y representa una disminución de gastos de fertilizantes químicos", plantea.
Todo lo que las bacterias no pudieron comer y digerir queda en una fase líquida, y esa agua que contiene nutrientes puede ser usada en riego o limpiarse y separar esos nutrientes para tener un agua más pura que pueda ser utilizada en alguna etapa del proceso industrial.
Otro beneficio para las instalaciones agrícolas y ganaderas es solucionar los problemas de olores, patógenos y contaminación asociado a la descomposición de la materia orgánica.
"Disminuyen los vectores de contaminación como olores, moscas y ratones. Todo el tema de que haya menos contaminación hace que nuestra operación sea más limpia, Sin lugar a duda se le saca provecho al aspecto sustentable porque el sistema es muy bueno", recalca Andrés Tamm.
En la experiencia de Josefa Gutiérrez, gerente de la división biogás de Schwager, cualquier empresa puede tener un digestor. La clave es que tenga una alta generación de residuos orgánicos y dimensionar bien el proyecto, ya que existen tecnologías tanto para operaciones más rudimentarias o más automatizadas, con digestores para 1 m3 al día hasta de 400 m3/día", complementa.
Fuente: El Mercurio - Campo