Muchas universidades y centros de investigación privada ya se subieron al carro de la nanotecnología en Chile, con proyectos y aplicaciones concretas. Pero aún queda mucho que recorrer, donde una mayor cantidad de fondos en el área sería el camino ideal.
17-ago-2017
Si bien la nanotecnología se puede aplicar a varias industrias y negocios, por esencia ha sido la academia quien, en conjunto con el sector privado, ha llevado la batuta en su desarrollo.
A nivel local la tendencia es similar. Un claro ejemplo es el Centro para el Desarrollo de la Nanociencia y Nanotecnología (Cedenna). Su historia se remite a 2009, cuando este proyecto quedó entre los cinco "Centros Científicos Tecnológicos de Excelencia" ganadores de un concurso realizado por el Conicyt, y actualmente tiene sofisticados laboratorios que disponen de equipamiento de alta tecnología.
Su directora, Dora Altbir, reconoce que la nanotecnología es un área emergente y con proyecciones infinitas. "En Chile es fundamental desarrollarla con seriedad, por un lado para convencer a las empresas que nuestro país cuenta con las capacidades para utilizarla en la solución de problemas de la industria local; y por otro, para desarrollar tecnologías que aporten a la industrialización de nuestra matriz exportadora".
En cuanto a proyectos específicos, además de continuar potenciando el trabajo actual en sensores, minería, envases para alimentos y medio ambiente, el Cedenna está explorando temas relativos a energía, un área en la cual la nanotecnología tiene mucho que decir. "Gran parte de nuestros esfuerzos se focalizan en incrementar la comercialización de los productos que hemos desarrollado. Somos un centro dedicado a la investigación y desarrollo y, por consiguiente, creemos que la llegada de la tecnología al público debe ser a través de nuestra vinculación con el sector empresarial", afirma Altbir.
En sus ocho años de vida, ya han presentado más de 30 solicitudes de patentes. Destaca una formulación inyectable de liberación controlada para la administración de antibióticos en animales, el diseño de un nanotransistor magnético, un método para el tratamiento del dolor crónico y nanopartículas con capacidad bactericida y antifúngica, entre otras iniciativas.
Por su parte, el Advanced Mining Technology Center (AMTC) de la Universidad de Chile tiene varios proyectos enfocados a la minería. Uno de los más importantes es el "Equipo de tratamiento de aguas para la remoción de arsénico mediante nanomateriales y energía solar" (SolArsenic), que consiste en el diseño y construcción de un equipo de tratamiento de aguas que pueda convertir el arsénico III (la especie más tóxica y difícil de absorber) a arsénico V (menos tóxica y más fácil de absorber) mediante foto oxidación, y luego lograr su absorción progresiva usando un solo sistema de reacción, todo utilizando principalmente la luz solar como fuente de irradiación.
Finalmente, el proyecto diseña un material bifuncional que actúa como foto oxidante y absorbente, basado en nanomateriales. "Este proyecto representa una nueva tecnología que busca enfrentar uno de los problemas ambientales más relevantes de este país, como es la contaminación de aguas por arsénico, y pretendemos que esta tecnología pueda ser utilizada en locaciones remotas afectadas por este tipo de contaminantes, como por ejemplo el Norte de Chile, donde además las condiciones de radiación solar como recurso energético de la tecnología son significativas", explica Andreina García, investigadora del AMTC y doctora en ciencias.
El Centro de Investigación en Nanotecnología y Materiales Avanzados de la Universidad Católica (CIEN-UC), es otro ejemplo de la apuesta en I+D en esta área en nuestro país. La mayoría de sus proyectos están enfocados en tres áreas: nanomateriales de interés energético y ambiental, nanomateriales de interés biomédico y propiedades tecnológicas de materiales avanzados.
El rol del Estado
Pero no sólo en las universidades se realizan nuevas investigaciones. En nuestro país, el centro tecnológico Leitat (de origen español), posee una serie de líneas de investigación enfocada básicamente al sector privado. Está inserto, por ejemplo, en los sectores de minería, acuicultura y pesca, forestal y agroalimentario, entre otros.
Según Oscar Díaz, gerente de proyectos de Leitat a nivel local, en Chile la nanotecnología está aún en pañales. "Está en una etapa de penetración y crecimiento. Las universidades y algunos centros de investigación se encuentran trabajando en esta área, sin embargo, no se ha logrado masificar a pesar de los múltiples beneficios que aportaría al país el uso de este tipo de tecnología. Existen recursos destinados a esta área (principalmente desde fondos públicos tal como Corfo) y una amplia gama de aplicaciones para estos proyectos de investigación tales como en la industria biomédica, fotovoltaica, forestal, alimentos, cosmética y farmacéutica, pinturas y recubrimientos, por nombrar algunas", dice.
Además, Díaz comenta que el desarrollo de I+D debe ser impulsado desde distintos frentes. "El principal y más protagónico es el del Estado, el cual entendiendo las oportunidades de crecimiento que la nanotecnología ofrece, se enfoque en desarrollar programas de difusión y subvención de proyectos, principalmente para empresas que quieran innovar y diversificar sus procesos", concluye el gerente de proyectos de Leitat.
Fuente: Pulso