La Asociación Nacional de Mujeres Rurales e Indígenas (Anamuri) quiere rescatar el patrimonio agrícola del país. Tienen especies como el durazno betarraga y el poroto bombero
13-jul-2017
En el sector Paredones de Auquinco, en la comuna de Chépica, en la región de O'Higgins, se encuentra un revolucionario proyecto comandado por un grupo de mujeres pertenecientes a la Asociación Nacional de Mujeres Rurales e Indígenas (Anamuri).
En noviembre del 2015 se levantó en ese lugar un Instituto de Agroecología que busca mantener el patrimonio alimentario del país mediante la preservación y la multiplicación de semillas de origen autóctono, con técnicas traspasadas de generación en generación. "Tenemos un laboratorio y una bodega donde guardamos las semillas en sacos, a temperatura ambiente. Nuestra idea es conservar las prácticas tradicionales de los campesinos y reconocer el valor de esta cultura. Todas las técnicas que usamos son aprendidas en las visitas que hacemos a predios que están de Arica a Coyhaique. Son técnicas de bajo costo", explica a La Hora Rosa Flores, ingeniero agrónomo y coordinadora alterna de la iniciativa.
En este centro se realizan eventos periódicos y capacitaciones, donde en siete meses se pueden aprender los métodos de conservación y agroecología.
Hasta el momento cerca de 150 mujeres han aportado con la reproducción de semillas, con lo que se ha logrado un stock de 250 especies. "Uno de los frutales que hemos rescatado es el durazno betarraga, tanto peludo como pelados. Tienen un color oscuro, son sabrosos y quedan muy bien en mermeladas. Por lo general poseen un buen crecimiento en zonas de la región del Biobío como El Carmen y San Nicolás. También tenemos el mastuerzo, que sirve como condimento y el poroto bombero que en grano parece un casco de bombero. La gente suele usar esta especie en verde", señala Flores.
Las campesinas que han donado semillas tiene la preferencia para recurrir al banco. Lo mismo pasa con las cerca de 10 mil socias que posee Anamuri. "Durante los años los campos han perdido diversidad y muchas especies comunes ya no se ven. Gracias a esto le podemos devolver a la tierra lo que le fue arrebatado".
El plan cuenta con apoyo gubernamental a través de la Fundación para la Innovación Agraria (FIA), dependiente del Ministerio de Agricultura, cuyo aporte es de $60 millones.
"Esto rescata el patrimonio agrícola de nuestro país desde su fuente. Estas guardadoras, quienes hacen un oficio ancestral, son fundamentales para mantener la biodiversidad no solo de nuestro país, sino de todo el mundo", afirma Pedro Solar, jefe de comunicaciones de FIA.
Fuente: La Hora