Columna de Opinión de Constanza Pérez Cabezas, Ejecutiva de Programa de Innovación, Fundación para la Innovación Agraria.
05-jun-2017
En el último tiempo la quínoa ha tomado gran protagonismo en la industria de los alimentos saludables por los múltiples beneficios que presenta en el organismo. Este boom se debe, en particular, a su valor nutritivo caracterizado por un alto contenido de proteínas esenciales de origen vegetal, y por ser una excelente alternativa para personas con intolerancias alimentarias ya que es libre de gluten; además es reducido en carbohidratos por lo que presenta bajo índice glicémico, siendo un interesante aliado para los nuevos problemas nutricionales como la obesidad. Estas características han llevado a una revalorización de este grano, aumentando considerablemente su demanda a nivel mundial y motivando a la industria alimentaria a desarrollar una serie de productos. Asimismo, las industrias farmacéutica y cosmética han comenzado a explorar su uso.
Considerando que es un cultivo con bajos requerimientos productivos y una alta adaptabilidad climática, por su resistencia a diversas temperaturas, suelos salinos y una baja demanda hídrica, se ha ido incorporando su producción en diversos territorios. Es así como ya observamos cultivos desde el Altiplano hasta la Isla de Chiloé, y con potencialidades de seguir aumentando en superficie.
A pesar de los múltiples beneficios nutricionales de este grano y la amplia adaptabilidad climática que presenta, los productores chilenos tienen dificultad para comercializar su quínoa tanto en el mercado interno como el externo. El precio internacional de la quínoa tiende a la baja por la excesiva oferta de Perú. Esta situación ha traído diversas complicaciones a los productores locales, ya que al momento de comercializar, el consumidor, tanto final como intermedio, tienden a no diferenciar entre el producto nacional y el proveniente de Perú y/o Bolivia, inclinándose por aquella quínoa de menor precio. Otro punto a considerar, son los bajos costos productivos que tienen nuestros competidores vecinos, superándonos notablemente en cuanto a superficie y volumen producido. Estamos hablando de aproximadamente 130.000 toneladas producidas por Perú, en comparación con las 602 toneladas que maneja Chile (temporada 2015-2016), lo que vuelve la competencia por volumen o precio bastante complicada.
Considerando que el precio de la quínoa es un factor que no podemos manejar y la actual brecha que tenemos en términos de volúmenes de producción frente a los países vecinos, un camino que debemos considerar es la agregación de valor de la quínoa. En este sentido, es esencial comenzar a cambiar el enfoque y dejar de pensar que solo la venta a granel nos puede traer ingresos. Por el contrario, el pensar qué hacer con este grano y con todos los derivados del cultivo, debe convertirse en nuestro principal norte. Es aquí donde la innovación en producto surge como una excelente alternativa para los pequeños agricultores, caracterizados por su dificultad para llegar a los grandes poderes de compra. Con la incorporación de innovación se puede lograr llegar a obtener un precio equivalente al 50% por sobre lo obtenido por la venta del kilo de quínoa a granel.
La innovación en producto se define como la transformación de una idea o conocimiento en un nuevo y/o diferente producto, que se adapte a las fluctuantes necesidades de los consumidores. Actualmente se valora lo natural y el desarrollo de alimentos menos procesados. En este sentido, se requieren productos que respondan a la alta demanda por vegetales con alto contenido proteico, como la leche de quínoa (alternativa para la leche de vaca), o el desarrollo de una serie de productos sin gluten con alto valor nutricional los cuales son altamente requeridos por el mercado.
Otra tendencia de consumo son los nuevos estilos de vida donde las personas no tienen tiempo para la preparación de sus comidas, pero desean al mismo tiempo consumir productos que aporten nutrientes a su organismo oportunamente, es decir, en cualquier lugar y momento. Acá nace el espacio para los snacks saludables, en formato individual y que puedan ser transportados a cualquier parte, generando un nuevo nicho de mercado para productos en base a quínoa.
No obstante, este camino debe ir en paralelo con el desarrollo de mejoras en cada eslabón de la cadena de valor de la quínoa. Así es importante el desarrollo de variedades que se adapten a diversas zonas del país, maquinaria adecuada al tipo de grano, modelos de negocio innovadores y capacitación en comercialización, entre otros; enfoque que como Fundación estamos abordando a través del Programa de Innovación en Quínoa, donde buscamos definir las acciones que permitan el desarrollo de la cadena agroalimentaria de la quínoa en temas de innovación y así darle valor a este apetecido grano.