Por esa razón, el Instituto de Investigaciones Agropecuarias (INIA), en conjunto con la empresa Subsole, está llevando a cabo el proyecto "Aumento de la productividad, calidad y eficiencia del uso del agua en uva de mesa mediante la implementación de cubiertas plásticas y la ampliación de la frontera geográfica de la producción de uva hacia la VII región de Chile", el cual es co financiado por CORFO, a través de la Ley de Incentivo Tributario para La Inversión Privada en Investigación y Desarrollo ( Ley 20.241), y Subsole. Si esta nueva tecnología logra buenos resultados, se podría ampliar la frontera de producción hacia zonas más al sur, como Maule y Bío Bío lo que sin duda daría nuevas y grandes posibilidades a la industria nacional, considerando que en esas zonas existe mayor disponibilidad de recursos hídricos.
El proyecto está en ejecución desde el año 2015 y los principales ensayos están en la zona de San Vicente de Tagua Tagua, en la región de O'Higgins, donde Subsole tiene plantados más de 100 hectáreas de parronales con cubierta plástica. Por parte de INIA, la investigación está a cargo de la Investigadora en Fisiología de Frutales de INIA La Platina, Carolina Salazar, y un equipo de profesionales en distintas disciplinas, tales como riego (Gabriel Sellés) y poscosecha (Bruno Defilippi y Sebastián Rivera). Por parte de la Exportadora Subsole, participan el Gerente Técnico de uvas, Gabriel Marfán, Master en fisiología frutal, y la Agrónoma Valeria García, encargada de I+D de la empresa. Los investigadores viajan constantemente a San Vicente a prospectar las parras y ver los avances de la investigación, comparando las especies que están bajo plástico en relación a las que están a cielo abierto. El resultado final debiera concluir en paquetes tecnológicos apropiados para determinar los manejos agronómicos y evaluar el desarrollo de los parrones en estas condiciones.
El Coordinador del Programa Nacional de Hortofruticultura, Gabriel Sellés, profundiza en los principales focos de acción del proyecto. "El proyecto desarrolla tres líneas de investigación principales, en dos variedades de uva de mesa: Thompson seedlees y Timco. La primera línea se enfoca en determinar los cambios en las condiciones microclimáticas que produce el uso de cubiertas plásticas en relación a parrones que permanecen al aire libre. Hasta el momento hemos observado que se produce un ligero aumento de las temperaturas y la humedad relativa bajo el plástico, sobre todo en primavera.
Este fenómeno, ha provocado que bajo las cubiertas plásticas los episodios de heladas primaverales sean menos severos. La segunda línea de investigación del proyecto analiza como las variaciones microclimáticas influyen sobre el crecimiento y fisiología del cultivo, destacando los efectos en los estados fenológicos.
Respecto a esto, se ha observado que en estadios fenológicos tempranos se observa un marcado adelanto en el crecimiento de la vid. Del mismo modo, estas variaciones microclimáticas pueden influir en la fisiología, calidad y postcosecha de la vid, aspectos considerados dentro del proyecto.
Por último, la tercera línea tiene que ver con el riego, ya que bajo cubiertas plásticas podría existir una reducción de entre un 15 a un 20% de las cantidades de agua a aplicar por temporada. Sin embargo, los fenómenos de adelantamiento del crecimiento e incremento del follaje, puede que produzcan un desfase en los consumos de agua. El objetivo de esta línea es determinar si efectivamente esa economía se produce o si empieza a generarse un consumo más anticipado de agua bajo cubierta, pero más bajo", agrega el investigador INIA.
En tanto, Gabriel Marfán, Gerente Técnico y Desarrollo de Exportadora Subsole, tiene buenas expectativas frente a los resultados que podría entregar este proyecto. "Como empresa nos hemos embarcado en un proyecto a largo plazo de cubrir los parronales de uva de mesa con el objetivo de evitar pérdidas por lluvias, heladas, lograr mejoras en calidad y aumentar la eficiencia del uso del agua. Hasta la fecha hemos desarrollado muchas experiencias con evaluaciones comerciales positivas, pero creemos que INIA nos puede ayudar a cuantificar de forma científica, las mejoras y eficiencias que se logran con esta tecnología. Hasta la fecha los resultados son bastante promisorios y coinciden con las observaciones a nivel comercial. La protección frente a lluvias se traduce en frutas bastante más resistentes en poscosecha. Existe un aumento de la calidad en variedades como Thompson S. y el uso del agua también se ha reducido de forma importante", comenta el Gerente Técnico y Desarrollo en Exportadora Subsole.
Asimismo, Gabriel Sellés indica que los resultados preliminares indican un buen camino hacia el uso de esta técnica en el futuro. "Nosotros pensamos que efectivamente el uso de cubierta tiene un gran potencial que permitiría aumentar la superficie cultivada de uva de mesa hacia el sur, pensando en que las grandes limitantes que tienen las regiones de Maule y Bío Bío no son tanto las temperaturas en los meses de verano, sino las temperaturas de fines de invierno y primavera, además de la existencia de lluvia en primavera y verano", afirma el Coordinador del Programa Nacional de Hortofruticultura de INIA.
La tecnología del uso de cubiertas plásticas permite la modificación del microclima, cambiando la intensidad de la radiación solar, la temperatura, la humedad relativa y el viento. Se ha visto que estas modificaciones son capaces de adelantar o atrasar la cosecha de forma importante con lo que se podría ampliar la ventana de cosecha en una misma zona productiva donde la disponibilidad de agua no es limitante. Esta técnica también podría proteger la fruta del daño producido por lluvias, heladas y los efectos detrimentales del viento y el exceso de radiación sobre el desarrollo de las plantas.
Como antecedente previo, países como Italia y España han trabajado con parrones bajo plástico, mientras que en Chile no hay experiencia de trabajos científicos en cubiertas plásticas en uvas. En el caso de otros cultivos hay experimentos realizados por INIA en paltos bajo plástico en la región de Valparaíso y también en la Araucanía, donde se estableció una viña experimental con variedades de menor requerimiento de frío. Con esto, el objetivo final de la institución es desarrollar una línea de trabajo de fruticultura protegida a nivel nacional, que incluyan variedades incluso de la zona austral como el cerezo y el calafate.