Cubiertas plásticas: también son una alternativa ante olas de calor

Altísimas temperaturas han afectados los valles productores en las últimas semanas. Entre las recomendaciones para enfrentar este fenómeno está la de proteger los frutales más sensibles al sol, como kiwis, manzanas o guindas. ¿Cómo hacerlo? La Fundación para la Innovación Agraria está apostando por las cubiertas plásticas.

14-ene-2017

El alza sostenida de las temperaturas plantea un importante desafío a los agricultores, quienes hoy se ven obligados a implementar sistemas y soluciones tecnológicas para hacer frente a estos fenómenos climáticos, las que tienen su opuesto en las lluvias extemporáneas, una de las amenazas más peligrosas para los frutales. "Un clima inestable puede provocar cambios en la frecuencia, intensidad, extensión espacial, duración y temporalidad de fenómenos meteorológicos y climáticos extremos, los que pueden llegar a tener dimensiones sin precedentes", comenta Francisco Meza, investigador del Centro de Estudios de Cambio Climático de la Pontificia Universidad Católica.
Vides y frutales como cerezos y arándanos, son algunas de las especies que han resultado más dañadas por este fenómeno, generando un impacto que sólo en la última temporada significó un 30% de pérdidas. Sin duda un gran golpe financiero para el sector.
Una de las soluciones que hasta el momento ha sido más efectiva, es el uso de cubiertas plásticas, las que no sólo han prestado protección a los daños asociados a las lluvias, sino que en algunos casos han demostrado ser efectivas para mejorar la calidad de la producción.
Distintas a los invernaderos -que permiten el control parcial o total de variables como temperatura y luminosidad y que son usados para cultivar especies fuera de temporada o en climas muy fríos- las cubiertas son una solución más simple y que se está introduciendo en distintas variantes según las necesidades de cada frutal.
Según estimaciones del INIA, la instalación de cubiertas tiene un costo promedio de US$20.000 por hectárea. Con una vida útil de aproximadamente cuatro años, esto equivale a una inversión anual de aproximadamente US$ 5.000 por hectárea, lo cual resulta restrictivo para muchos productores. No obstante, empresas como Subsole, y agencias del Ministerio de Agricultura como FIA e INIA, están invirtiendo esfuerzos en desarrollar investigación e innovaciones que permitan sistematizar los efectos de esta tecnología.
Gabriel Sellés es uno de los investigadores de INIA que ha estudiado su uso en vides, quien explica que "una de las potencialidades de modificar el microclima mediante el uso de cubiertas es la disminución del agua, que podría llegar a un 30%", detalla.

Fuente: El Rancagüino

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