La relación entre innovación, agua y elaboración de alimentos es clave para la gestión responsable de la industria alimentaria. Soluciones tecnológicas para la reutilización de aguas residuales, regeneración de aguas depuradas, eficiencias de uso, biorrefinerías… Caminamos hacia el vertido 0 a partir del desarrollo nuevos modelos circulares. En un mundo de recursos finitos, el futuro está en la bioeconomía. En el artículo planteamos un mapa diverso de soluciones y tecnologías del agua. Anímese y lea.
13-sep-2017
Fuente: AINIA, España
El contexto ha cambiado. Los recursos son finitos. Existen nuevas motivaciones para un uso eficiente y sostenible del agua en la industria. La reutilización comienza a percibirse como una opción factible. También la recuperación de compuestos de corrientes líquidas internas. Caminamos hacia un objetivo de vertido 0 a partir del desarrollo nuevos modelos circulares alineados con los nuevos retos de la bioeconomía.
La relación entre innovación, agua y elaboración de alimentos, unido a un contexto creciente de gestión responsable y al aumento del control medioambiental de las administraciones, está marcando una línea de investigación, desarrollo tecnológico e innovación muy interesante.
El mapa de soluciones tecnológicas a los desafíos actuales de gestión hídrica es diverso. Cada empresa deberá aplicar aquel que mejor se adapte a su realidad y contexto. Cada profesional puede hacer su propia autoevaluación dando respuesta a estas siete cuestiones clave.
Sí. Las corrientes líquidas internas en las industrias agroalimentarias contienen agua pero también sustancias de interés como azúcares, proteínas, lípidos, polifenoles…
Las nuevas tecnologías de separación están permitiendo su reutilización y recuperación de forma viable.
Por otro lado, acondicionar y recircular el agua dentro de un mismo proceso, o aprovecharla en otros puntos de la instalación, siempre bajo correctas condiciones higiénicas, constituyen una mejora de la eficiencia en el uso del agua y, por otro la recuperación de materias primas o sub-productos.
Las tecnologías utilizadas están basadas en procesos de membranas (nanofiltración y ósmosis inversa), electroquímicas (electrodeionización y electrodiálisis) o de separación térmica (evaporadores de vacío y cristalizadores).
Las industrias agroalimentarias que estén autorizadas para realizar su vertido al Dominio Público Hidráulico pueden también reutilizar el agua de sus depuradoras siempre que cumplan con el Real Decreto 1620/2007.
La reutilización tiene para la empresa agroalimentaria un doble objetivo: reducir al máximo el consumo de agua de red, y minimizar la cantidad de residuos que deben ser gestionados externamente, lo que se traduce en una reducción de costes.
Para reutilizar, al agua depurada se le aplica un tratamiento adicional o complementario llamado de regeneración que permite alcanzar la calidad exigida al uso/s final deseado.
Entre las tecnologías más empleadas para la regeneración, se encuentran aquellas basadas en la filtración con membrana, ozono, radiación ultravioleta o procesos electroquímicos.
En la industria agroalimentaria existen diferentes casos de éxito de reutilización de aguas residuales para uso agrícola, industrial (por ejemplo, torres de refrigeración o limpieza de vehículos) o urbano (por ejemplo, riego de jardines o baldeo de calles).
De hecho, en algunos de ellos, se alcanza el objetivo de vertido cero, es decir, el 100% de las aguas residuales son depuradas, regeneradas y reutilizadas.
La digestión anaerobia es una tecnología ampliamente extendida para el tratamiento de corrientes residuales de alta carga orgánica, como pueden ser los residuos ganaderos.
En los últimos años, se están aproximando al mercado nuevas tecnologías anaeróbias para la valorización de efluentes de menor carga que habitualmente eran tratados por vía aerobia.
Ventajas a nivel de eficiencia energética y calidad del efluente final hacen, especialmente interesantes, las tecnologías de reactor anaerobio de membranas sumergidas (AnMBR) y sistemas bioelectroquímicos (BES).
El interés por los tratamientos de aguas residuales mediante el cultivo de microalgas o lentejas de agua como Lemna está coincidiendo con el de obtener biomasas alternativas para ser transformadas en bioproductos y bioenergía a través de modelos de biorrefinería.
El desafío es tratar las aguas residuales, aprovechar los residuos del efluente como recursos y, al mismo tiempo, producir una biomasa que constituya la materia prima de una amplia gama de productos tales como biofertilizantes, bioplásticos, biocomponentes y bioenergía.
Por otro lado, en el tratamiento de residuos orgánicos por digestión anaerobia, una de las novedades más interesantes que se plantean es el desarrollo de bioprocesos que permitan la recuperación y el aprovechamiento de los carboxilatos, como uno de los nuevos bioproductos de la biorrefinería.
Los carboxilatos cuentan con un creciente interés por sus múltiples aplicaciones como precursor de productos energéticos (alcoholes), biopolímeros, bioplásticos, aditivos e ingredientes de la industria química, entre otras.
Determinados residuos líquidos industriales incorporan contaminantes tóxicos y no biodegradables (por ejemplo plaguicidas) que dificultan su tratamiento y valorización.
La tecnología de oxidación supercrítica permite tratar estos efluentes produciendo agua de alta calidad, e incluso, recuperar energía y nutrientes en función de las características de los residuos tratados. La oxidación supercrítica es una tecnología avanzada que, recientemente está despertando interés, como alternativa atrayente para el tratamiento de residuos con contaminantes indeseados.
De hecho, actualmente, un prototipo a escala semi-industrial está evaluando la viabilidad técnico-económica de esta tecnología en la EDAR de Paterna. Esta planta será la primera planta capaz de trabajar en continuo en Europa y la segunda a nivel mundial.
Las industrias agroalimentarias es recomendable que hagan uso de las mejores técnicas disponibles (MTDs) en la gestión del agua; tecnologías relevantes, viables técnica y económicamente, que han demostrado su eficacia en un sistema productivo industrial.
Por otro lado, en los últimos años se está extendiendo el empleo de indicadores de eficiencia en el uso del agua, en especial la Huella Hídrica.
Las empresas agroalimentarias utilizarán estos indicadores para reforzar su marketing verde y/o estrategias de Responsabilidad Social Corporativa (RSC), y también para cumplir con los requisitos exigidos legalmente y por partes interesadas (cliente y consumidor…).
Parece inevitable que el consumidor exija en el futuro información sobre el grado de eco-eficiencia durante la elaboración de los alimentos en toda la cadena y que ello influya su decisión de compra. La distribución alimentaria, en su objetivo de competir y diferenciarse, puede acelerar el proceso, exigiendo a los fabricantes de alimentos medidas en este sentido.
El Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente ha desarrollado un sistema de evaluación de la sostenibilidad ambiental, social y económica en la industria agroalimentaria a nivel nacional: e-SIAB.
Se trata de una herramienta informática on-line, que ayuda a las empresas a analizar su estrategia de sostenibilidad, detectar puntos clave a mejorar, controlar su evolución temporal y realizar comparativas con su sector.