Eve Crowley, representante en Chile de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO)
21-abr-2025
Fuente y fotografía: Transforma alimentos
Eve Crowley asumió el liderazgo de la FAO en Chile, en octubre de 2013, desempeñándose también como Representante Regional Adjunta para América Latina y el Caribe. Bajo su directriz, el organismo ha desarrollado un trabajo sostenido de apoyo al país en su avance hacia sistemas agroalimentarios más eficientes, inclusivos, resilientes y sostenibles, fortaleciendo e impulsando el diseño e implementación de políticas públicas y marcos legislativos, así como el desarrollo de capacidades a nivel nacional y local.
"Chile tiene una gran diversidad geográfica y climática, lo que representa una oportunidad para fortalecer sus sistemas agroalimentarios. Sin embargo, desafíos como la megasequía exigen modelos de producción sostenibles que garanticen alimentos saludables sin comprometer los recursos naturales", destacó Crowley.
Actualmente, la institución cuenta con un portafolio de más de US$80 millones, con acciones en todas las regiones del país, incluso, en las zonas más rezagadas, siendo la agencia del sistema de Naciones Unidas con mayor despliegue territorial. Sus focos de acción están en los ámbitos de seguridad alimentaria y nutricional, producción sostenible, gestión de la crisis climática y reducción de las desigualdades.
Situación de Chile
El último informe El estado de la seguridad alimentaria y la nutrición en el mundo, publicado anualmente por la FAO y otras agencias de la ONU, estima que en 2022 la obesidad en adultos en Chile alcanzó el 38,9%, un aumento de 9,3 puntos desde 2012. Además, entre 2021 y 2023, la prevalencia de inseguridad alimentaria moderada o grave alcanzó el 17,6%, afectando a 3,4 millones de personas.
- ¿A qué factores atribuye estos niveles de obesidad e inseguridad alimentaria?
La transición alimentaria ha favorecido productos ultraprocesados en detrimento de alimentos frescos, impulsada por su bajo costo y amplia disponibilidad. Además, el alto precio de una dieta saludable en la región dificulta su acceso y el ritmo acelerado y la falta de tiempo para cocinar han impulsado el consumo de comida rápida, mientras que el sedentarismo y la escasez de espacios para la actividad física, especialmente en zonas urbanas, agravan la crisis de obesidad.
Si bien Chile ha sido pionero en normativas como la del etiquetado frontal de alimentos y restricciones a la publicidad de productos poco saludables, aún existen desafíos en la promoción de ambientes alimentarios saludables. Estos factores evidencian la necesidad imperiosa de transformar los sistemas agroalimentarios a unos más inclusivos, eficientes, resilientes, sostenibles, y saludables.
- ¿Qué tan relevante es la alimentación saludable en el desarrollo de los países? ¿De qué manera impacta a nivel social, cultural y económico?
Es un pilar fundamental para el desarrollo sostenible, ya que impacta directamente en la salud pública, la economía y el bienestar social. Garantizar su acceso equitativo es clave para reducir brechas socioeconómicas y promover una mayor equidad, así como también prevenir enfermedades como la diabetes, hipertensión y obesidad (…) En Chile, los "costos ocultos" asociados a las enfermedades crónicas equivalen a más del 7% del PIB. Además, Impulsar la producción y el consumo de alimentos saludables fortalece la agricultura familiar, las ferias libres y los mercados locales, dinamizando la economía local y nacional y rescatando saberes y tradiciones culinarias.
-¿Qué esfuerzos, tanto de los Gobiernos como de las empresas, podría calificar como positivos para impulsar una alimentación saludable?
Chile es líder en políticas de entornos alimentarios saludables, con iniciativas como la Ley de Etiquetado y Publicidad de los Alimentos, las nuevas Guías Alimentarias, la Estrategia Nacional de Soberanía para la Seguridad Alimentaria, la Estrategia para Detener la Aceleración del Sobrepeso y Obesidad en Niñez y Adolescencia y el Programa de Alimentación Escolar (PAE) (…) El sector privado ha avanzado en la reformulación de productos, reduciendo azúcares, grasas y sodio, e incrementando nutrientes esenciales. La Ley de Etiquetado impulsó estos cambios, disminuyendo los productos "altos en" de 70,8% a 52,5% (Rebolledo, 2025), sirviendo de modelo para otros países que también han implementado los sellos. No obstante, aún persisten desafíos importantes para garantizar plenamente el derecho a una alimentación adecuada.
- ¿Qué importancia da a la colaboración público-privada y a las soluciones que puede aportar el mundo de la I+D+i al desarrollo de alimentos saludables y accesibles?
Las alianzas entre gobierno, industria, academia y sociedad civil son clave para impulsar políticas sostenibles que mejoren la seguridad alimentaria y la salud pública (…) Es urgente que la industria desarrolle nuevos modelos de negocio que garanticen un mejor acceso a alimentos frescos y saludables a precios asequibles. Estos deben reducir el tiempo necesario para la compra y preparación, disminuir las pérdidas y desperdicios, y fomentar una relación más directa entre productores y consumidores. Asimismo, es imperativo innovar para asegurar la inocuidad y durabilidad de los alimentos frescos, mediante el uso de aditivos saludables y a través de envases alternativos, como los comestibles o biodegradables.
- Uno de los principales desafíos de la industria es la disminución de los desperdicios de alimentos y su revalorización, ¿qué medidas son claves?
Una estrategia innovadora es el Upcycling alimentario, que convierte subproductos como pulpa de frutas, cáscaras y residuos vegetales en snacks, harinas y bebidas, promoviendo la economía circular y reduciendo emisiones de gases de efecto invernadero. También lo es la medida de reducir los precios de alimentos frescos y saludables cuando están acercándose a su fecha de caducidad o cuando no cumplen con los estándares de calidad estética del mercado. De igual manera, abrir plantaciones al público, permitiendo que los consumidores cosechen directamente y paguen por kilogramo recolectado no solo evita las pérdidas de alimentos, sino que también fortalece el vínculo entre productores y consumidores.
- ¿Cuáles serán las principales líneas de trabajo de FAO este 2025?
Durante este año, el trabajo estará enfocado en consolidar y asegurar la sostenibilidad de los logros alcanzados, con un fuerte énfasis en la alimentación escolar y en el impulso de ciudades más sostenibles ("ciudades verdes"). En materia de producción sostenible, continuaremos avanzando en la promoción de la agricultura y ganadería regenerativa y fortaleciendo marcos políticos y legislativos que fomenten y respalden a la Agricultura Familiar Campesina e Indígena, así como a la pesca artesanal, promoviendo la asociatividad y el cooperativismo. Por otro lado, en relación con la gestión de la crisis climática, seguiremos prestando un apoyo a la implementación de la Ley Marco de Cambio Climático y trabajando en acciones de mitigación.
Finalmente, la disminución de las desigualdades seguirá siendo un eje transversal y prioritario en nuestro accionar. Durante 2025, impulsaremos la conectividad digital en zonas de rezago, el empoderamiento económico de las mujeres, la inversión para el desarrollo rural inclusivo, y la transversalización del enfoque de género, con atención a su vínculo con el cambio climático.