En la medida en que la disponibilidad del recurso hídrico siga disminuyendo y su acceso sea más difícil a futuro, se proyecta una progresiva e importante reducción de aquellos cultivos más demandantes de agua, privilegiando sólo aquellos que comporten mayor rentabilidad o se adapten mejor a la aridez.
13-ago-2021
Fuente: Diario El Día
Crítico es el panorama que hoy vive el sector agrícola del país y de la Región de Coquimbo: ausencia de nieve y lluvias, ocurrencia de heladas y una sequía que hoy está transformada en una condición permanente desde hace al menos 15 años, generan un escenario que tiene a la actividad agrícola viviendo la peor crisis que se recuerde.
Esta coyuntura se da además en un contexto en donde ya no cabe duda de que ella está directamente provocada por el cambio climático y el calentamiento global, fenómeno éste último a escala global que, tal como indica el último Informe del Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático, IPCC, publicado hace unos días, es generado directamente por la actividad humana, que está calentando el planeta a un ritmo alarmante, y que por lo mismo, nos estamos quedando sin tiempo para revertir esta tendencia.
Bajo ese contexto, se torna aún más alarmante la crisis hídrica que afecta a Chile y en particular, a la Región de Coquimbo, y cómo ésta, golpea directamente a una de las actividades más relevantes para un país, como es la agricultura y por ende, la producción de alimentos.
De hecho, durante esta semana, en una entrevista al portal Emol.com, la ministra de Agricultura, María Emilia Undurraga, dio a conocer unas cifras ciertamente estremecedoras para el sector: hasta julio, "las regiones entre Atacama y Maule registran déficits de precipitaciones entre un 62% y 80% comparado con el promedio histórico de 1981-2010. A este panorama se suman las alzas de temperatura, baja acumulación de nieve y menor recarga de acuíferos y caudales".
Además agregó, la escasez de agua pasó a convertirse en una condición "estructural" para nuestro país.
En ese sentido, Coquimbo aparecía como una de las regiones del país en donde la sequía se presentaba en condiciones de "severa".
En contacto con El Día, el presidente de la Federación de Productores de Frutas de Chile, Fedefruta, Jorge Valenzuela, señaló que ante tal panorama "el principal desafío es producir alimentos con la mayor eficiencia posible con respecto al uso del agua, pero la realidad de la zona norte es crítica. Junto con incorporar tecnologías como medida urgente, hay que considerar temas a largo plazo como la desalinización, un programa de construcción de este tipo de plantas para asegurar el consumo humano, y la seguridad hídrica".
De todas formas, Valenzuela advirtió que producto del cambio climático, la agricultura está viviendo un verdadero cambio estructural en relación a la disponibilidad de agua, lo cual explica, "tiene un impacto tremendamente negativo porque probablemente se va a cambiar la matriz productiva, y como consecuencia, hoy día ya se está hablando en algunas regiones y zonas puntuales, en que se van a dejar de regar campos porque no hay agua, o bien se le va a dar agua a los cultivos que sean más rentables".
Esto afirma, "va a tener un impacto en el empleo y un impacto en la economía de algunas ciudades y regiones que vamos a tener que sopesar en el tiempo".
Esta proyección es confirmada por el académico de la Universidad de La Serena y subdirector del Laboratorio Prommra, Héctor Reyes, quien afirma que "en el mediano y largo plazo es poco probable que se revierta esta tendencia a la disminución de las precipitaciones. Hay indicios y estudios que muestran que la tendencia se mantendría por un buen tiempo".
En ese sentido dice, y en un contexto en donde el llamado a la agricultura es a aprender a convivir con una menor disponibilidad de agua, "esto podría implicar también dejar superficies de manera tal de privilegiar ciertas partes de la unidad de producción o ciertos cuarteles en el caso de los frutales".
A manera de proyección agrega, "puede ocurrir el reemplazo de algunas especies, el retiro o disminución de algunas áreas. Hay quienes plantean que la agricultura o el área cultivada se va a ir desplazando más hacia el centro sur del país, lo que implica que bajo esa idea podría ir quedando algunas áreas en la región sin cultivar. Eso es parte de algunos estudios que indican que el cambio podría ir en esa dirección".
A juicio del experto, ello implicaría la progresiva sustitución de ciertos cultivos por otros, mucho más resistentes a la falta de agua, aunque aún con mercados ciertamente limitados, como la tuna, los higos o los granados.
Por su parte, Elier Tabilo, también académico de la ULS y máster en Conservación y Vida Silvestre, coincide con los resultados del informe del IPCC sobre Cambio Climático en el entendido de que lo que se está viviendo hoy "forma parte de un ciclo", por lo que la escasez de agua ya es una situación permanente del sistema natural.
Y ante esta nueva realidad "permanente", Tabilo considera que no es posible seguir apostando por el mismo tipo de cultivos agrícolas que hoy se producen en la región. Al menos, no en la forma en cómo se ha llevado hasta ahora.
"Hoy día ya no tenemos nieve y no tenemos lluvias en las zonas más bajas, por lo que el déficit hídrico es tan fuerte que ya no podemos tener las mismas actividades productivas. Hay que hacer un cambio drástico, los agricultores deben reinventarse", sostiene.
Pero también la riqueza natural en general se ha visto afectada por la escasez hídrica, pues como explica este académico, "ya existen carencias de algunas especies porque no tenemos abundancia de masa vegetal que sustente la biodiversidad en nuestra región".
Según consigna Emol, desde el Ministerio de Agricultura, se espera que en la región disminuya la pradera natural y que el desecamiento alcance un 50% de la masa herbácea, arbustiva y arbórea del territorio, a lo que se suma la reducción en un 80% de la floración de especias nativas y exóticas.
Por lo mismo, el académico lamenta también la escasa y lenta reacción que el Estado chileno ha tenido para afrontar los cambios en el medio ambiente y sus consecuencias en la actividad agrícola. "Nuestras autoridades una vez más, llegan tarde, pues estos cambios desde hace décadas la comunidad científica ya los venía advirtiendo", afirmó.
En tanto, durante esta semana la Sociedad Agrícola del Norte envió una carta a todas las autoridades regionales, así como a parlamentarios, delegado presidencial, gobernadora regional, organismos relacionados con el agro y quienes toman decisiones sobre recursos para la agricultura, con peticiones y propuestas de acciones rápidas que ayuden a los productores que viven una verdadera "tragedia económica".
"En la misiva indicamos que los actuales niveles de dotación hídrica ponen en peligro los cultivos, dado que no se cumple con la demanda mínima básica de agua para su desarrollo", puntualizó María Inés Figari, presidenta de la SAN.
Junto con advertir sobre las dramáticas restricciones en el reparto de agua para riesgo que existen hoy en las distintas cuencas de la región, Figari explica que se solicitaron una serie de medidas urgentes y de largo plazo, entre las que destacan la condonación de las contribuciones agrícolas impagas, el apoyo en reprogramación de deudas sin cortes en servicios básicos como agua y energía, apoyo para la reprogramación de las deudas contraídas con la banca y un Fogape dirigido hacia la agricultura.
A largo plazo en tanto, se pide el desarrollo de una política pública que fortalezca a la agricultura, plantas desalinizadoras financiadas por el Estado para asegurar principalmente el consumo humano y la agricultura, la reutilización de aguas servidas con nuevas plantas de recuperación en provincias más afectadas por escasez hídrica, y la modernización de la ley de riego.
"Es el momento de ir en ayuda directa a nuestra región, con herramientas concretas para salir adelante de este dramático escenario que viven miles de familias del mundo rural. La agricultura no puede seguir esperando", señaló Figari.