Cristian Estrada es Ingeniero en Biotecnología y M. Sc. en Biotecnología de la Universidad Andrés Bello. En 2015 creó Eficagua, empresa que busca la utilización eficiente del agua, y en 2016 desarrolló el producto Humesuelo. En 2019 fue uno de los 35 ganadores de “Innovadores menores de 35 Latinoamérica” del MIT Technology Review. Sin embargo, su camino en el emprendimiento ha sido de dulce y agraz.
29-abr-2021
Fuente: La Quinta Emprende
Su cercanía y sensibilidad con el medioambiente se remonta a su infancia, mientras que de su paso por el colegio rescata sus habilidades para la biología, la electrónica y el arte, intereses que lo condujeron a estudiar biotecnología en la universidad. Y aunque no era lo que él esperaba, logró conectarse con la carrera al aprender sobre células, ADN, proteínas y "todo ese mundo microscópico y nanoscópico", dice.
Entre las diversas actividades que Cristian realizó en la universidad, destaca su desempeño en la rama de montañismo. "Eso llevó a reencontrarme con los paisajes, la naturaleza y los bosques, por lo que salí de la carrera con la intención de unir lo que ya sabía hacer, que era la biotecnología, con la conservación del medioambiente", comenta.
Esta experiencia se sumó a un voluntariado que realizó en el año 2014 cuando observó la disminución del agua en el humedal El Yali (ubicado en Santo Domingo, provincia de San Antonio, región de Valparaíso). "Me tocó ver cómo se secaba ese lugar y el motivo correspondía a la actividad agrícola local, al parecer la extracción del agua era demasiada y eso estaba secando el humedal. Entendí que en el sector agrícola se usa mucha agua, cerca del 70% a nivel mundial -en Chile se usa un 82%- lo que está derivando en problemas ambientales que son muy significativos, así que mi misión se transformó en que esto dejara de ocurrir o no fuera tan grave en el futuro. Así nace el concepto de Eficagua", agrega.
En Eficagua recogió sus conocimientos de biotecnología y los aplicó para optimizar un área de la agricultura poco explorada: la relación de la planta con el suelo y el agua. En 2015 desarrolló el primer prototipo y en 2016 obtuvo financiamiento Corfo a través de un PRAE (Programa Regional de Apoyo al Emprendimiento) que le permitió realizar ensayos en campo con agricultores de grandes producciones.
Tras estas pruebas nació Humesuelo -juego de palabras entre "humedad" y "suelo"-, un producto ecológico para optimizar las propiedades del suelo, disminuir su erosión y mejorar la retención del agua. Cristian recuerda que "en el año 2017 hicimos una gran venta con un productor que participó con nosotros en una prueba. Él estaba plantando lechugas y tomates, pero vio unos resultados que para él eran absurdamente buenos e hizo la compra más grande, diría que la tercera más grande de nuestra historia. Nos dejó súper contentos, porque el producto le entregaba un valor a los agricultores".
Actualmente, cuentan con alrededor de treinta experiencias documentadas en campos con seguimientos técnicos, validando este producto con diferentes productores de la zona. Por otra parte, el año pasado realizaron un estudio para entender en qué nivel de eficiencia se encontraban. Para ello, obtuvieron un financiamiento en el año 2018 gracias a un programa internacional, logrando estudiar a 21 comunas del sector agrícola de Chile, alcanzando a más de 500 agricultores.
Este estudio les permitió avanzar hacia nuevos horizontes, desarrollando "el concepto de un servicio para implementar este año, que es un programa de eficiencia hídrica integral donde buscamos crear una plataforma que reúna muchas tecnologías que contribuyan a generar eficiencia hídrica en agricultura, con la visión futura de que esos ahorros se puedan usar en regenerar las fuentes de agua. Hay varias escalas en esta sucesión de cosas que tienen que pasar: ya logramos la validación al comprobar que es posible producir mejor con menos agua; ahora la siguiente etapa es la transferencia tecnológica", explica.
El camino del emprendedor también tiene obstáculos. Para Cristian ha sido difícil lograr financiamiento para su proyecto, a pesar del gran acierto de su producto en el rubro. "Si analizo la tasa de éxito de todo lo que hemos escrito y lo que hemos enviado, diría que el 5% alguna vez ha conseguido algo y esas fueron dos postulaciones: una es el PRAE con el que comenzó Eficagua y después un SSAF-I. Todos los otros fondos han sido rechazados por diferentes motivos", comenta.
A pesar de este escenario desfavorable, Cristian ha seguido adelante con Eficagua, demostrando perseverancia, constancia y amor por lo que realiza. "Cuando te enamoras del problema todo es posible.posible. Yo estoy enamorado del problema que tiene que ver con el agua y mi propósito personal es contribuir a la conservación y regeneración del agua dulce y del bosque, entonces desde ese punto de vista hay un montón de cosas que se pueden hacer y si no es en Eficagua, hay otras formas en las que se puede abordar ese problema", explica.
Y agrega: "Creo que también existe un valor en los agricultores que han experimentado esta tecnología y ha sido fundamental para seguir entregándola, para seguir desarrollándola y mejorándola, así que en parte han sido ventas que hemos generado, que nos han validado, donde existe un potencial de negocios, además de esta visión muy filantrópica y muy ecologista inicialmente. Hemos sobrevivido sin fondos principalmente, porque yo he financiado gran parte de la operación de Eficagua".
Todo esfuerzo tiene su recompensa y para Cristian Estrada llegó en 2019, cuando la revista especializada MIT Technology Review, perteneciente al Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT), lo condecoró como uno de los "Innovadores menores de 35 Latinoamérica 2019".
Para contextualizar: la revista MIT Technology Review realiza una convocatoria anual para reconocer a 35 jóvenes innovadores latinoamericanos menores de 35 años. Para ello, abre un formulario de postulación para acceder a dicho reconocimiento, el que puede ser a modo personal o considerando los atributos de alguien más. Esto último le sucedió a Cristian. Un día de diciembre le llegó un correo electrónico de los organizadores anunciando la postulación y solicitando mayor información. Nunca supo quién fue la persona que lo postuló.
"Después de un tiempo revisaron lo que estábamos haciendo y cerca de diciembre o enero nos confirmaron que habíamos sido seleccionados en la categoría 'emprendedor', que había sido reconocido como uno de los 35 y de ahí comenzó la gestión de los pasajes, nos fuimos a México y estuvimos dos días en el evento", comenta.
"Nos presentamos frente al público que nos quería ver e hicimos redes súper importantes con gente de México y de otros países. Lo que más rescato de esta experiencia fue haber conocido a todos estos jóvenes que están haciendo cosas increíbles en otros países de América Latina, porque tenemos mentes súper talentosas y de calidad mundial. Creo que la labor que hace el MIT es súper importante al reconocer y visibilizar los talentos y proyectos que están pasando en todos los rincones del mundo. Es interesante además, porque son proyectos que se asocian generalmente a los problemas contextuales a los que están insertos en sus países y territorios", finaliza.