Innovador proyecto apunta a valorizar los cuescos, el alperujo y/o orujo de las aceitunas. Es ejecutado por la UDT-UDEC, con apoyo de FIA.
13-ene-2021
Fuente: Induambiente
Importantes avances en el desarrollo de biocombustibles sólidos y carbones descontaminantes a partir de los residuos de la industria de aceite oliva, presenta un innovador proyecto ejecutado por la Unidad de Desarrollo Tecnológico (UDT) de la Universidad de Concepción (UDEC), con el apoyo de la Fundación para la Innovación Agraria (FIA).
En Chile hay cerca de 25.000 hectáreas de olivos, que producen 17.500 toneladas al año de aceite, para el mercado nacional e internacional. El proceso de extracción del aceite genera unas 70.000 toneladas de alperujo (prensado en 2 fases) y orujo (en 3 fases), que son residuos orgánicos que hoy en día se usan directamente como abono y en menor medida como combustible, debido a su alta humedad.
La novedosa solución de la UDT apunta, en cambio, a valorizar esos residuos mediante la producción de pellets. Y, además, aprovechar las características intrínsecas del cuesco de aceituna para desarrollar carbones activados que sirven como filtros para sistemas de tratamiento de aguas residuales y para abatir olores.
Estudios y resultados
La iniciativa comenzó en septiembre de 2019 y, a pesar de la pandemia, durante 2020 mostró interesantes resultados. La Dra. Cristina Segura, directora del proyecto, detalló: "Se caracterizó materias primas provenientes de almazaras de tres fases (orujo) y de dos fases (alperujo) además del hueso de aceituna, que son los residuos de la extracción del aceite de oliva y que presentan una alta humedad 60-70%. El análisis arrojó que el orujo/alperujo mostró un alto poder calorífico comparado con el hueso de aceituna y con biomasa lignocelulósica, y un contenido moderado de cenizas. El principal inconveniente es su contenido de nitrógeno que supera los niveles sugeridos por la norma chilena de biocombustibles sólidos".
Luego, se realizó un estudio experimental de producción de pellet a partir de orujo y alperujo que mostró que dado el contenido de aceite de estos residuos hace difícil su compactación en una prensa peletizadora, al actuar como lubricante. Para tratar de resolver este problema, se realizaron mezclas de orujo y/o alperujo con biomasa lignocelulósica residual (pino y eucalipto) y también con hueso de aceituna. "Se logró producir pellet con mezclas 40/60 de alperujo/biomasa maderera, con buena durabilidad mecánica y con niveles de cenizas y de nitrógeno dentro de los rangos requeridos para pellet de madera de uso residencial, según los requisitos establecidos en la Norma NCh-ISO 17225-2", explicó la Dra. Segura.
Con respecto a la síntesis de carbones activados, que se utilizan como materiales adsorbentes en sistemas de remoción de olores de corrientes gaseosas industriales y/o en filtros de limpieza de agua, se realizaron los estudios a nivel de laboratorio de activación de hueso de aceituna empleando métodos físicos (con vapor a alta temperatura y con CO2) y métodos químicos (con ácido fosfórico H3PO4 e hidróxido de potasio KOH). "Los resultados alcanzados mostraron que bajo las mejores condiciones se lograron carbones activados con áreas superficiales de entre 1000 y 1500 m2/g para activación física y entre 1800-1980 m2/g para activación química, comparables con carbones activados comerciales de alto valor comercial, lo que es muy promisorio para las aplicaciones previstas", comentó la directora del proyecto.
Aporte sustentable
El desarrollo de carbones activados y un combustible sólido densificado y de baja humedad, a partir de residuos de la industria de aceite de oliva, son alternativas tecnológicas innovadoras que pueden contribuir a la sustentabilidad, innovación y competitividad de las Pymes del sector.
Cabe considerar, además, que el manejo y uso final de dichos residuos plantea problemas ambientales asociados a olores y efectos negativos sobre las plantaciones, por lo que las empresas necesitan avanzar en su adecuada gestión para poder orientarse a los mercados internacionales que son altamente exigentes y competitivos. También se necesita incorporar innovación para transitar hacia procesos productivos inteligentes, en la senda de la Bioeconomía Circular.