Rocio Wojski Pérez, Subdirectora General de Innovación y Digitalización; Dirección General de Desarrollo Rural , Innovación y Política Forestal del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación; para darnos su visión sobre la Transformación Digital Agroalimentaria.
11-ene-2021
Fuente y artículo completo: agrointeligencia.com
Ingeniera agrónoma y responsable de la implementación y dinamización de la EIP AGRI a nivel nacional a través de los Programas de Desarrollo Rural, del desarrollo de la Estrategia de digitalización del sector agroalimentario y forestal y del medio rural del MAPA y de la configuración de los Sistemas de Conocimiento e Innovación en la Agricultura en la nueva PAC, siendo experta en el grupo de trabajo estratégico SCAR-AKIS.
Este año el sector agroalimentario ha resistido el golpe de la pandemia, y ha asistido a una revalorización social, ya que los ciudadanos lo han percibido como un sector esencial al que es necesario cuidar. El sector actual hace frente a sus retos ya clásicos, el cuidado del medio ambiente, el incremento de la productividad y la competitividad o retos sociales, pero ahora cuenta con nuevas herramientas digitales a su disposición y una perspectiva cada vez más innovadora.
Desde el MAPA pusimos en marcha en 2019 la Estrategia de Digitalización del sector agroalimentario y forestal y del medio rural para apoyar esa transformación digital del sector agroalimentario. Con ella pretendemos reducir las barreras existentes en la actualidad, para contribuir al liderazgo de un sector agroalimentario sostenible económica, social y medioambientalmente.
La UE está poniendo en marcha también el Programa Europa Digital, para apoyar esta transición digital en todos los sectores, y del que derivará un marco regulatorio digital y la conformación de un Espacio Europeo de Datos, con la conformación de distintos espacios sectoriales de datos, entre ellos un Espacio Europeo de datos agrarios.
En el sector actual el uso de satélites, de la sensorización y del big data permite desarrollar modelos predictivos que nos ayuden en la detección de plagas, enfermedades, daños meteorológicos, necesidades de riego, fertilización e incluso ajustar la oferta de productos a una demanda real. La inteligencia artificial apunta también a convertirse en una herramienta crucial para sacar el máximo partido a la información de la que se dispone y adaptarla para mejorar la competitividad, la rentabilidad y la calidad de vida de los que trabajan en el sector agroalimentario.
La agricultura de precisión es otra herramienta clave que nos va a permitir realizar un uso eficiente de los recursos naturales y ajustar los insumos a las necesidades reales de los cultivos, evitando así el uso innecesario de fertilizantes, insecticidas, etc. reduciendo la contaminación del suelo y del agua al mismo tiempo que se realiza un ahorro de los costes productivos y se producen alimentos más sanos, seguros y de mayor calidad. Todas estas tecnologías necesitan basarse en datos.
Este futuro que nos marca Europa sitúa a digitalización del sector en un contexto muy favorable. Esta apuesta por la digitalización se verá además reforzado con el apoyo del Mecanismo de Recuperación y Resiliencia que desde la UE se ha puesto en marcha como respuesta a la crisis que ha supuesto la pandemia de COVID y que contempla importantes actuaciones en digitalización para el sector agro.
De nuestra interlocución casi permanente con el sector, ya que colaboramos con ellos en varias líneas de trabajo, observamos que la digitalización está presente, bien de forma más incipiente, bien de forma más consolidada, en la mayoría de subsectores desde la producción primaria a la industria agroalimentaria y la distribución, consolidándose a lo largo de toda la cadena de valor.
Además del interés y participación en los debates relacionados con el papel de la digitalización, como elemento fundamental del objetivo transversal de modernización de la PAC 21-27 y las estrategias del Green Deal, la más relacionada con nuestro trabajo y que se apoyará en la PAC la estrategia From Farm to Fork (F2F). Esta futura política agraria supondrá un apoyo decidido para la adopción de procesos digitales por parte del sector.
Si nos fijamos en la reacción del sector a alguna de las iniciativas que el MAPA tiene en marcha para el apoyo a esta transformación digital, se aprecia que, en las convocatorias que desarrollamos de ayudas a proyectos innovadores de interés general, para los que venimos reservando créditos específicos para el ámbito de la digitalización, el porcentaje que representan los proyectos seleccionados relacionados con la digitalización es superior al 50 %, lo que señala la componente digital de la innovación en el sector actual.
Este año resolveremos la tercera convocatoria de estas ayudas y hemos sido más ambiciosos, con la reserva de la reserva de créditos para proyectos más específicos relacionados con el desarrollo de metodología living labs, datos de la cadena agroalimentaria, propuestas de interoperabilidad, agricultura de precisión, etc, y la reacción, a juzgar por el número propuestas presentadas por línea, ha sido muy buena.
Por citar algunos ejemplos:
Y, a lo largo de este año hemos desarrollado una serie de jornadas técnicas relacionadas con la innovación y la digitalización del sector en colaboración con actores relevantes del sector (sobre temáticas como el emprendimiento digital, medidas de apoyo a la industria 4.0, datos agrarios y el papel que tiene el cooperativismo como agrupador de datos o la importancia de adoptar un código de conducta de intercambio de datos, etc.), que nos han permitido evaluar la necesidad de formación del sector en estos temas, gracias al alto nivel de participación y del interés que han despertado.
Para que la digitalización se instaure con todo su potencial es necesario abordar las barreras del sector en esta materia, por ejemplo mejorando la capacitación, el asesoramiento o la conectividad territorial, y transformarlas en potencialidades para todos los actores implicados del sector y todos los eslabones de la cadena, empoderando al agricultor, haciendo posible la trasferencia de conocimiento entre las universidades, centros tecnológicos, industrias agroalimentarias, etc. y dotando al propio consumidor de una mayor información facilitada por estas nuevas tecnologías que le va a permitir por ejemplo, influir en la demanda de ciertos productos.
En cuanto a conectividad España está en una posición puntera en lo que a banda ancha se refiere (red de fibra óptica).
Prueba de ello es la forma en que ha afrontado sin incidencias anormales el enorme incremento de demanda de conexiones que ha provocado la actual crisis sanitaria. Aun así, existen todavía cuestiones que se deben atender y que afectan especialmente a sectores como el agroalimentario, como territorios sin conectividad y también sin uso productivo de sus redes, entre otras. En este punto España está en una posición más modesta y tiene un amplio margen de mejora.
La Comisión tiene la intención de acelerar el despliegue de internet de banda ancha rápida en las zonas rurales para alcanzar el objetivo del 100 % de acceso para 2025 y en esto trabajamos en colaboración conel Ministerio de Asuntos Económicos y Transformación Digital, en el marco de su Plan de Conectividad 2025, trasladando las necesidades reales de conectividad en el territorio que tiene el sector agroalimentario y para lo que hemos emprendido diferentes líneas de trabajo como una caracterización estadística de tipología de explotaciones, la detección preliminar de falta de conectividad real en el territorio en colaboración con las OPAs, el desarrollo de un cuestionario a proveedores de soluciones digitales o el desarrollo de un mapa Mapa SIG de usos del suelo.