Por Álvaro Eyzaguirre Pepper Director ejecutivo Fundación para la Innovación Agraria (FIA)
16-sep-2020
La agricultura vive hoy un momento de protagonismo inusitado. Cumple un rol clave en los dos grandes desafíos que tensionan a nuestro planeta a corto y largo plazo. Por un lado, el agro debe seguir funcionando en tiempos de pandemia para asegurar la cadena de abastecimiento alimenticio. Por otro lado, con la mirada puesta en los años venideros, tiene que aumentar la producción de alimentos saludables para sostener a una población cada vez mayor, pero con menos recursos hídricos y tierra cultivable disponible debido al cambio climático.
La innovación ha sido y seguirá siendo la receta para que el agro se adapte rápida y eficientemente a los cambios en los sistemas de producción y nuevas necesidades de los consumidores. Es a través de ella, también, que se pueden aprovechar las oportunidades que se van abriendo gracias a la tecnología, como es el Agro 4.0 (big data, inteligencia artificial, uso de sensores, drones, entre muchas otras herramientas).
Innovar no es sinónimo de inventar, sino de agregar valor a lo que ya hacemos. Es responder a los problemas que se presentan o aprovechar las oportunidades que surjan con nuevas o mejoradas formas de hacer las cosas. Este quizás ha sido uno de los grandes aprendizajes que esta pandemia nos está dejando: Los que salen adelante son aquéllos que mantienen una mente abierta y alerta para aprovechar los nuevos caminos que se van formando. Y esto es a todo nivel, no solo los grandes. Todos los productores agrícolas -chicos, medianos o con más espaldas- tienen un gap con el que pueden crecer gracias a la innovación.
Y para alcanzar ese desarrollo no solo se necesita recursos económicos. Según la reciente XI encuesta de nacional de innovación del Ministerio de Ciencia, Tecnología, Conocimiento e Innovación, el 57,7% de las empresas plantean como obstáculo para innovar la dificultad de encontrar partners para cooperar en estas temáticas.
Hoy les puedo contar que para esas trabas existen soluciones e invito a todos los y las productoras agrícolas del país a activar su #modoinnovación. ¿Cómo hacerlo? Los datos indican que los agricultores prefieren informarse de nuevas tendencias de la boca de otros similares a ellos, confían en lo que sus pares ya conocen. Por eso, lo primero es vincularse, articularse, conectarse. El encierro producto de esta crisis sanitaria nos ha hecho visible cuánto necesitamos salir de nosotros mismos y estar junto a otros. Esto que hoy vivenciamos a nivel personal es también clave para el trabajo en innovación. Más allá del clásico dicho que dos cabezas piensan mejor que una, la innovación requiere complementación. La gran mayoría de las ideas y soluciones novedosas no surgen de la nada, sino que se van co-construyendo en base a experiencias, aprendizajes y conocimientos que otros han explorado con anterioridad.
Además, existen varias agencias públicas y privadas que ofrecen apoyo de distinto tipo para innovar. Entre muchas otras, puedo mencionar a Corfo, Prochile, el Centro de Innovación UC y, específicamente en el sector agrícola, FIA ¡Aprovechemos las oportunidades de articulación disponibles!
Ante los grandes desafíos que enfrenta el mundo de hoy, la innovación no para, para que el agro tampoco pare.
Fuente: La Quinta Emprende