En zonas con escasas lluvias o falta de acceso a reservas acuíferas, así como deficiencias energéticas, el riego de cultivos puede convertirse en un verdadero reto. Los pozos requieren bombas conectadas a la red eléctrica o a generadores de gasóleo, elementos que en economías menos avanzadas están fuera del alcance de la mayoría de los agricultores.
20-abr-2020
Allá por 2013 Katie Taylor era una estudiante del MIT (EE. UU.) preocupada por los problemas que atravesaban los agricultores indios con sus regadíos. Su primer proyecto para ayudarlos consistió en un prototipo de riego por goteo de baja presión, pero pronto, tras hablar con los agricultores locales comprendió que el principal reto para ellos era extraer el agua del subsuelo.
Fue entonces cuando se alió con dos compañeros de clase para desarrollar la innovadora tecnología que han presentado recientemente: una bomba de riego subterránea alimentada con energía solar.
Taylor y su equipo comenzaron a trabajar en el prototipo en 2014, arrancando fines de semana a su calendario académico. Por fin, en 2016 decidieron mudarse a la India para poder trabajar codo con codo con los agricultores del país. Además, decidieron que fabricarían sus equipos en la India.
El dispositivo final, diseñado para ser instalado con facilidad, consta de dos paneles solares, una bomba de riego centrífuga sumergible y un controlador. Según Taylor, la clave de la eficiencia del sistema reside en la bomba centrífuga, que logra bombear el doble de agua que otras soluciones disponibles en la India.
Otro de las claves es la ligereza de todo el equipo: la bomba pesa apenas cinco kilos, mientras que los paneles solares pueden llevarse a la espalda. La portabilidad fue uno de los objetivos desde el primer momento, ya que los agricultores procuran dormir con todas sus pertenencias debido al gran número de robos que se registran.
En el primer trimestre de 2020 tienen previsto vender un centenar de bombas a los agricultores de los estados de Jharkhand y Bengala occidental. Algunos de ellos compran los equipos conjuntamente para repartir el coste y poder turnarse en su utilización.
En una línea similar, el Instituto de Energía Solar perteneciente a la Universidad Politécnica de Madrid, ha liderado un proyecto a escala europea para implantar regadíos con energía fotovoltaica. El sistema, que acaban de lanzar al mercado, consume un 30% menos de agua, con un coste energético entre un 60% y un 80% menor. Las pruebas, con resultados alentadores, se han llevado a cabo en países sureños como España, Portugal, Italia y Marruecos.
A diferencia de la tecnología desarrollada por la startup de Taylor, se trata de un sistema de riego de alta potencia que, en algunos casos, utiliza soluciones de suministro eléctrico híbrido. Según los investigadores detrás del proyecto, la utilización de este tipo de sistemas de riego permitiría ahorrar hasta 20 000 millones de metros cúbicos de agua al año. Además, se rebajaría en dieciséis millones de toneladas las emisiones de CO2.
Fuente: Ambientum