Suelo vivo, alimentos vivos

Columna de Opinión de Jimena Monreal Valladares, Ingeniero agrónomo, Agricultora-Mundo Verde, Presidenta Asociación Productores Orgánicos y Agroecológicos del Maule - Chile

16-oct-2017

El concepto de agricultura se define como la expresión de la sociedad manifestada en el arte de los pueblos en trabajar la tierra. La naturaleza siempre ha encontrado la forma de equilibrar su ecosistema, sin intervención externa, en una infinita interacción donde conviven desde micro a macroorganismos: hongos, bacterias, virus, insectos, plantas y animales.

El concepto Tierra, como planeta, ya nos indica que es un organismo vivo, el cual experimenta procesos de constantes cambios y factores externos que influyen en ella, como el clima, la desertificación, las erosiones, terremotos, incendios, huracanes y así podríamos seguir mencionando otros y nuevos fenómenos que podrían presentarse en el futuro.

Por otra parte, todos los seres humanos necesitamos alimentarnos a diario, y un alto porcentaje proviene de lo que la agricultura produce, ya sea fresca o procesada. Es por esto que la responsabilidad que tenemos los agricultores es tan grande que no podemos dejarla al azar, ni seguir como ovejas al gran rebaño.

Fue en los años 50 cuando se comenzó a observar un gran cambio en la forma de trabajar la agricultura, incorporando paquetes tecnológicos, intensificando la mecanización, aplicando grandes cantidades de fertilizantes derivados del petróleo, así como introduciendo el uso indiscriminado de pesticidas, dando origen con ello a las especies híbridas y organismos genéticamente modificados. Luego de la segunda guerra, se debía maximizar beneficios en un corto plazo y existía el temor de congelar el intercambio mundial de alimentos.

Sin embargo, esto traería consecuencias: una agricultura dependiente, enriqueciendo principalmente a la industria y no a los campesinos. La agricultura convencional se ha tornado en un imperio de la producción de servicios e insumos: lo que en cientos de miles de años no fue necesario, hoy se hace imprescindible. Es así como en la actualidad existe una locura colectiva por exterminar todo agente externo que se presente en nuestros cultivos, sin siquiera darle la oportunidad a que el sistema se auto-regule. "Maléficos" hongos e insectos deben ser rápidamente exterminados.

La agroecología -dentro de la cual se inscribe la agricultura orgánica- dista muchísimo de esta concepción de la tierra como un mero soporte de producción económica. Entendiendo que la tierra es un elemento vivo que debemos alimentar, es de suma importancia conocer nuestros suelos, nutrirlos y devolverle lo que le extraemos. De esta forma estaremos creando un sistema sano, fuerte y saludable, que contará con las herramientas necesarias para sobrellevar las adversidades.

Bajo esta mirada, las malezas no son consideradas un mal, sino más bien pasan a ser "buenezas", ya que cuando se aplican herbicidas los suelos quedan descubiertos, inertes y estériles, existiendo una mayor pérdida de humedad y menor regulación de temperatura, eliminando toda posibilidad de mantener corredores biológicos o insectos benéficos.

Los insecticidas no matan sólo las plagas que nos afectan, sino también a los insectos que regulan este potencial desbalance. Al aplicar fungicidas, atacaremos tantos a hongos aliados como "maléficos", tan fundamentales en muchos procesos que ocurren en nuestras raíces.

La tierra está perfectamente diseñada para auto sanarse. Es el desbalance provocado por nosotros, los humanos, el que ha dado origen a la necesidad de control externo. Suelos inertes producirán alimentos estériles que luego consumiremos.

Nuestra propuesta como agricultores agroecológicos es proveer a la comunidad no sólo alimentos, sino que alimentos vivos de origen vegetal y animal, siendo éstos la mejor fuente de nutrientes para nuestro cuerpo, ya que fueron sabiamente creados por la naturaleza para suplir todas nuestras necesidades y convertirse en nuestro mejor combustible, mejorando nuestra calidad de vida.

Afortunadamente, en nuestro país existen muchas instancias y organizaciones que van en esta dirección: asociaciones de productores, eco-ferias, mercados agroecológicos, cuidadores de semillas y tantas otras agrupaciones que se articulan tanto a nivel local como regional, e incluso nacional, dando origen a una gran red donde todos buscamos el bien común y la colaboración entre agricultores y consumidores, con miras a construir una soberanía alimentaria que garantice la sustentabilidad de nuestro ecosistema, teniendo como pilar una mirada holística de la naturaleza.

Catalogación

Ver más sobre: Maule - Agricultura Orgánica