Impulsando la innovación en grandes empresas a lo largo de años, en muchas ocasiones, hemos sido testigos de cómo esta dinámica es víctima de la cultura de “aversión a los cambios”, tan propia de toda organización de gran tamaño.
El temor inmoviliza. Y también induce la obstrucción de las iniciativas de innovación de los colaboradores. ¿Temor a qué?, cabe preguntarse. A perder control, poder, prestigio e -incluso- el puesto de trabajo. Se trata de miedo a lo desconocido, que se disfraza de excusas. La innovación en Chile está enfrentada a una cultura del cinismo, pues el miedo es inconfesable.
Hace mucho tiempo concluimos que para lograr innovación de alto impacto en organizaciones de gran tamaño era el gerente general quien debía estar plenamente convencido de los beneficios de esta disciplina, para luego permear a su equipo ejecutivo y permitir que la innovación fluyera.
Era preciso vencer el miedo colectivo e individual y los consecuentes e innumerables obstáculos que se enfrentaban al iniciar un proceso de potenciamiento de las capacidades de innovación en una compañía. La pregunta es: ¿cómo?
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