28-feb-2024
Fuente y Fotografía: Simfruit
La agricultura regenerativa está elevando sus expectativas desde dos perspectivas fundamentales: el enfoque medioambiental a través de la captura de carbono en la cadena de suministro y la optimización nutricional a través de la reducción de fertilizantes y pesticidas sintéticos por parte de los productores. En esta intersección, el futuro de la agricultura se encuentra estrechamente vinculado a los parámetros medioambientales de la huella de carbono y al uso eficiente de insumos.
En un mundo en el que las cadenas de suministro buscan cada vez más medir la huella de carbono de los productos, la agricultura regenerativa está tomando protagonismo. Los supermercados están abrazando este enfoque, y acelerar la transición hacia este modelo se vuelve crucial para satisfacer la creciente demanda de estos actores. Esta nueva forma de producción contrasta con el modelo agrícola actual, que representa una fuente significativa de emisiones de CO2, contribuyendo al 30% de las emisiones globales.
La agricultura regenerativa se presenta como una solución que no sólo contrarresta estas emisiones, sino que también genera frutos de mayor calidad. Al capturar el carbono atmosférico y trasladarlo al suelo y posteriormente a los cultivos, se obtienen frutas más naturales y maduras. Este proceso reactiva la expresión genética de las plantas, lo que se traduce en una calidad nutricional y metabólica superior en comparación con la agricultura convencional.
Empresas como Epigen y Terragenesis ya están liderando la vanguardia de la agricultura regenerativa en países como España, Portugal y el Reino Unido. Cuna de Platero, Biosabor y West Town Farms, entre otras, se encuentran entre las pioneras que adoptan este enfoque.
La agricultura regenerativa apuesta por la salud de los suelos y la optimización de nutrientes. En una época en la que el consumo de fertilizantes ha aumentado cuatro veces desde 1960 sin un incremento correspondiente en los rendimientos, los productores enfrentan crecientes costos. La incertidumbre también se cierne sobre los programas fitosanitarios, ya que es difícil predecir qué productos podrán utilizarse al final de cada temporada.
La metodología Epigen de la agricultura regenerativa se basa en potenciar el microbioma natural del suelo. Persigue un uso más eficiente de fertilizantes, regeneración del suelo mediante la liberación de nutrientes existentes y promoción de cultivos saludables, lo que, a su vez, beneficia la salud de los consumidores. Los resultados son notables, tanto en términos de seguridad alimentaria como ambientales. Terragenesis, a través de su enfoque regenerativo, rescata un impresionante 6,500 kilogramos de CO2 por hectárea, en comparación con los 3,330 kilogramos en los métodos tradicionales de cultivo al aire libre.
Las experiencias en el Reino Unido y España demuestran que la aplicación de prebióticos, como los que ofrece el método Epigen, estimula los microorganismos del suelo, lo que a su vez fomenta la captación de carbono y el crecimiento de las plantas. Estos logros se extienden desde los cultivos hortícolas hasta las bayas y los carozos.
Un caso de éxito concreto es el de Huertorganic, una empresa chilena que ha abrazado la agricultura regenerativa para producir hortalizas y cítricos orgánicos. Superando desafíos de producción y huella de carbono, lograron resultados notables gracias a productos como RV-2 de Terragenesis, que incrementaron la eficiencia del consumo de agua y generaron frutas de alta calidad.
En resumen, la agricultura regenerativa no solo es una visión futurista, sino una realidad tangible que ya está transformando la forma en que producimos y consumimos alimentos. Con un enfoque en la sostenibilidad, la calidad y la salud, este enfoque se presenta como un cambio necesario en un mundo que demanda una relación más armónica entre la producción agrícola y el medio ambiente.